Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central de Rivera
Este maravilloso mural realizado por el pintor mexicano Diego Rivera en el año 1947 ha originado el museo que lleva el nombre de este artista en Ciudad de México. Aunque para ello haya sido necesario trasladarlo desde su ubicación original.
Inicialmente Diego Rivera pintó esta obra en el vestíbulo del recién inaugurado Hotel del Prado. Sin embargo, aquel hotel quedó tremendamente afectado tras los devastadores terremotos que se dieron en la capital en 1985. Así que después del seísmo se desmontó todo el fresco y se trasladó a su emplazamiento actual para crear el Museo Mural Diego Rivera.
Una labor que no fue sencilla ni de desmontar ni de volver a montar, ya que estamos hablando de una obra que mide más de 15 metros de ancho por casi 5 de altura. Y en total, incluida la estructura metálica que sostiene el conjunto pictórico, llega a pesar 45 toneladas.
El mural en sí le sirvió al pintor para simular el paseo que los capitalinos los domingos se daban por los jardines de la Alameda, el parque más importante en CDMX en la época. De ahí el título de la obra.
Pero no pintó personajes anónimos. Como fue habitual en otros muchos de sus murales, como por ejemplo en el del Palacio Nacional, se dedicó a retratar a relevantes personajes de la historia mexicana. Y no solo eso, sino que se aprecia en el mural como varios planos para así poder caracterizar cada tiempo histórico de esos personajes, y de paso establecer algún paralelismo o no con la situación política de México a mediados del siglo XX.
Por lo tanto, como en otras ocasiones, Rivera juega con lo real, con la denuncia y también con los sueños. Y para representar todo eso, necesita hasta el último centímetro de pared, de ahí esa sensación de sobresaturación que puede sentirse al contemplar la obra.
Hay tantas figuras y tanta información que hasta en la ambientación de vegetación y arquitectura que domina toda la parte superior del mural se pueden identificar distintos edificios coloniales y modernos, contraponiendo así las épocas.
En cuanto a los personajes representados, en un nivel superior se identifica a Benito Juárez, a Porfirio Díaz o a Francisco Madero. Eso le da contexto a otros personajes que están soñando con episodios igualmente históricos como el dominio del llamado Emperador Maximiliano de Habsburgo. Esto y otros muchos fragmentos son de una fantasía desbordante, y llena de símbolos que a veces solo el propio Diego Rivera podía comprender, algo que ocurre con otros muchos artistas surrealistas o afines a él, como es su caso.
Aunque no acaban aquí las particularidades del mural. También está representado el propio Rivera, eso sí de niño con sus propios sueños y los personajes a los que quiso y admiró. E igualmente aparece su amada Frida Kahlo, la cual porta un símbolo chino del ying y el yang, algo que querría significar lo bien que se complementaban estos artistas. No obstante, es un mural alucinante, y este no es más uno más de los mil y un detalles en los que detener la mirada.