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Taza con agua y rosa en un plato de plata de Zurbarán

Publicado por A. Cerra

Taza con agua y rosa en un plato de plata de Zurbarán

Mientras que otros artistas del Barroco europeo se recrearon en bodegones recargados, complejos y desbordantes de detalles en los objetos y elementos más variados. En el caso de los bodegones realizados por ese mismo siglo XVII en España se optó por montajes de naturalezas muertas mucho más austeras y casi siempre inspiradas en valores espirituales y religiosos. En ese sentido los bodegones del Francisco de Zurbarán (1598 – 1664) son paradigmáticos como podemos ver en la tela que aquí mostramos o en otras de la que ya os hemos hablado como por ejemplo su imagen del Agnus Dei.

En el lienzo de Taza con agua y rosa en un plato de plata realizado hacia el año 1630 se distingue un delicada taza de cerámica, casi seguro fabricada en Sevilla por el estilo de la misma, la ciudad andaluza donde desarrolló gran parte de su carrera Zurbará. Y este recipiente está absolutamente colmado de agua, ya que se ve que se ha llenado hasta el borde. A su vez la taza está colocada sobre un plato de de plata, de un aspecto muy similar a los que se elaboraban en las mimas del Perú, y es que no hay que olvidar que Sevilla era una urbe tremendamente próspera en el siglo XVII cuando se convirtió en el principal puerto de llegada de los barcos que venían desde el continente americano.

Es en ese plato plateado donde se distinguen hermosos reflejos de la taza cerámica, así como aparece en un lado la flor de una rosa. Todo ello a un tamaño natural y completamente aislado de todo, ya que tan solo se intuye que los elementos están sobre una mesa o un estante de madera, y al fondo únicamente hay un tono oscuro y neutro, que no se puede identificar con una pared, pero tampoco con el vacío.

Sencillamente entra la luz por la parte superior izquierda, y eso permite que aparezcan realistas brillos y sombras, que son los que Zurbarán le da calidad y textura a cada uno de los elementos representados, incluyendo el agua del interior de la taza.

Muchos han querido identificar este cuadro con pasajes del Cantar de los Cantares que prefigura a la Virgen María e identifican a la flor en el borde del plato con la rosa mística del Jardín del Edén, mientras que el agua sería una alegoría del pozo de las aguas vivas. Al igual que también estaría cargado de significado un objeto de barro y otro metálico, ambos elaborados por el hombre y que son meros contenedores de objetos tan preciados como el agua o la belleza y fugacidad de una flor.