Vista de la Exposición Universal de 1867 de Manet
Obviamente como nos indica su título esta obra de Edouard Manet la realizó en 1867, cuando plasmó la Exposición Universal que aquel año se celebró en París. Para ello se subió hasta la colina de Chaillot, y dispuso como fondo los edificios de la Exposición.
Esos eventos se usaban para mostrar los grandes avances técnicos, e incluso años después, en 1889, la propia Torre Eiffel fue fruto de otra Exposición Universal. Pero volvamos al 1867.
En aquel entonces uno de los elementos más destacados de la Exposición y que por supuesto aparece en el cuadro es la luz eléctrica. Se ven dos grandes torres como faros, uno más convencional, a la izquierda, que sería el francés, y otro a la derecha, más innovador que sería el inglés. Y otro elemento de progreso es el globo que surca los cielos. El mismo globo desde el que fotógrafo Nadar tomaba sus pioneras imágenes aéreas.
Manet se detiene a representar en el primer plano de la tela a distintos personajes de la sociedad de su tiempo, a los cuales dispone aleatoriamente, como en zonas separadas.
En realidad, el artista para esta vista no tiene una perspectiva única, y a veces usa tamaños un tanto arbitrarios para los distintos personajes. Lo que en realidad nos está proponiendo es que nuestro ojo de espectador vaya saltando de un elemento a otro del cuadro, y por eso no hay una coherencia compositiva clara. La pregunta sería, si en realidad sería un cuadro fallido o bien ha roto esta coherencia a sabiendas.
Otra característica peculiar de la obra, es que aquí el pintor está usando su pincelada más suelta y abocetada, y con ello consigue plasmar de forma bien patente un efecto de viveza y de movimiento.
No se trata de una de las grandes obras de Manet, sin duda alguna, pero es muy interesante comprobar como un artista de su talla era capaz de fijarse en el arte de los más jóvenes e incluso de mujeres, como Berthe Morisot, autora de obras como Mujer sentada en un sofá o La cuna. Una pintora que en ese mismo año 1867 había pintado una composición titulada París visto desde el Trocadero. Un cuadro que le encantó a Manet y cuya influencia en la composición se ve muy claramente en esta Vista de la Exposición Universal de 1867, una obra que en la actualidad se conserva en el Galería Nacional de Oslo, en Noruega.