Joseph Beuys, I like America and America likes me

Joseph Beuys (1921-1986) es uno de los artistas que más polémica a suscitado entre los artistas, críticos y especialistas en arte y sin embargo uno de los más desconocidos para el gran público.

Beuys, de origen alemán participó en la Segunda Guerra Mundial, experiencia que le marcó tanto en su vida personal como artística. Estudió escultura en la Escuela de Bellas Artes de Düselldorf, donde años más tarde trabajó como profesor hasta que fue censado por sus polémicos métodos educativos.

En cuanto al terreno artístico, fue destacada su participación en el grupo Fluxus a partir de 1962, una tendencia neodadaísta que reniega del objeto artístico y se define a sí mismo como un movimiento antiartístico. Beuys se convirtió en uno de sus miembros más representativos llevando las premisas de este movimiento no sólo a la escultura o pintura sino también al happening, la performance, la música o la literatura.

Para este polémico artista cualquier persona puede ser artista y es precisamente esa concepción del arte lo que le llevó a acercar su obra al gran público pero también a recibir numerosísimas críticas.

En su trayectoria artística se observan los ecos de Marcel Duchamp. Beuys utiliza el ready- made de Duchamp aplicado al arte, reintegrando una y otra vez los mismos elementos en distintas obras. Pero en su obra también son frecuentes las referencias a las culturas primitivas, al chamanismo o la magia negra, a la medicina o incluso a la filosofía, todo ello con una intencionalidad que el germano no trataba de esconder: ayudar, con su arte, a crear un mundo mejor para el hombre.

Es por ello por lo que la obra de Beuys no puede ser interpretada desde un punto de vista superficial sino como un punto de salida para que el espectador pudiera reflexionar sobre distintos temas.

Entre sus obras debemos destacar su primera performance: I like America and America likes Me, realizada en 1974 en la galería Rene Block del barrio neoyorkino del Soho. En realidad la performance (acción artística) comienza desde el mismo momento en que Beuys coge el avión desde Düselldorf hasta Nueva York, al salir del avión el germano va tapado con una manta de fieltro y es recogido por una ambulancia que lo traslada a la puerta de la galería. Allí, separado del público por una valla metálica, convivió durante siete largos días con un coyote salvaje, un bastón, un triángulo de música, una linterna, guantes y el periódico Street Journal que le hacían llegar diariamente.

Nada en la obra de Beuys es banal. El fieltro de la manta con la que se cubre tiene que ver con una dura experiencia sucedida durante sus años en la guerra: el avión donde el germano viajaba se estrelló y éste fue recogido por una tribu nativa que lo curó envolviéndolo en fieltro y grasa. En esta acción es el propio Beuys el que se presenta como sanador de la sociedad americana. El coyote hace referencia a la supervivencia y a las primitivas culturas americanas, en contraposición con el capitalismo y consumismo de la sociedad actual representada por los diferentes objetos con los que artista y animal interaccionan.

La obra de este artista es igual de crítica que comprometida, es fundamental la reacción del espectador (ya sea positiva o negativa), ejercer una catarsis sobre éste y remover sus sentimientos es la finalidad del germano. Beuys es quizás uno de los artistas que más influencia ha tenido en la producción artística de la segunda mitad del siglo XX.