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La carreta de heno de Constable

Publicado por A. Cerra
La carreta de heno de John Constable

La carreta de heno de John Constable

John Constable pintó esta obra en 1821. Se trata de un óleo sobre una tela de considerables dimensiones, ya que es una superficie de 130 cm de alto por 185 de ancho. En la actualidad es una obra propiedad de la National Gallery de Londres. Y allí se expone como uno de los mejores ejemplos de la producción pictórica de Constable y de sus personalísimas teorías sobre el arte.

Para este artista romántico, a diferencia de otros de sus contemporáneos británicos, como William Turner, no le suponía ningún problema saltar los condicionantes de la tradición paisajística, una tradición que venía representada por las obras de Claude Lorrain. No es que Constable no conociera a los grandes pintores del pasado, pero lo que él buscaba era pintar la verdad. No le preocupaba que el resultado fuera elegante, ni siquiera agradable. Para lo cual los paisajistas usaban ciertas técnicas y trucos tanto en el color como en la composición para conseguirlo.

Tampoco es que fuera un provocador y quisiera plantear innovaciones atrevidas, él simplemente quería ser fiel a su propia visión de la naturaleza. Para ello salía al aire libre a tomar apuntes y a hacer bocetos. Y posteriormente ese material lo reelaboraba en su estudio. De hecho, muchos de esos apuntes son más osados que las obras definitivas. En realidad, sí que hubiera sido completamente revolucionario en su tiempo presentar esas primeras impresiones como cuadros acabados. Y aún así, cuando él exponía sus lienzos provocaba una enorme sorpresa por su técnica.

Ese fue el caso de esta obra La Carreta de heno cuando fue mostrado en París. Para empezar el propio tema de una sencilla escena de carácter rural, protagonizada por un carro que está cruzando un río. Pero no solo el tema causó sensación, sino también la total ausencia de afectación a la hora de pintarlo. La sinceridad y sencillez total de Constable a la hora de presentar esa imagen, en la que la protagonista absoluta es la naturaleza. Por cierto, esta pintura llegó a París por la mediación del pintor Theodore Gericault quién conoció el arte de Constable en un viaje a Inglaterra y aprovechó sus influencias para que sus obras pudieran ser vistas en Francia. Algo que sería de enorme importancia para otros pintores de la época, como Eugene Delacroix quién también admiró los cuadros del inglés. Y no solo los contemporáneos, posteriormente los artistas impresionistas también valoraron enormemente la pintura de Constable, sobre todo de sus bocetos.

Y todo ello realizando cuadros que generalmente estaban ambientados en los paisajes de su infancia, como éste. Ya que la escena se ubica en las inmediaciones del molino de Flatford que pertenecía al padre del artista. Unos lugares que retrató en otras obras suyas tremendamente famosas, como por ejemplo en La Esclusa.