Camber Castle
El Castillo de Cumber se construyó en el siglo XVI para la defensa de la costa de Inglaterra en el condado de Sussex. Eligiendo para ello una ubicación muy concreta cerca del puerto marítimo de Rye. Aunque inicialmente, hacia 1512-1514 nació como una sencilla torre de vigilancia, el rey Enrique VIII en el año 1539 no reparó en gastos para hacer una construcción mucho más potente y adaptada al surgimiento de una nueva arma bélica, la pólvora.
De hecho, el monarca planteó aquí un diseño muy similar a otras construcciones contemporáneas militares que él mismo promovió como es el caso de Deal Castle. Un diseño basado en la presencia de un torreón central de mayor tamaño, rodeada por un amurallamiento en el que hay otros cuatro baluartes de planta circular. E incluso la entrada recurre a la forma curva para ser menos vulnerable.
Fue un trabajo muy caro y cuidado, con diversas modificaciones y ampliaciones del presupuesto. Incluso se sabe que se le encargó a un reputado ingeniero de origen en Moravia que conocía bien las fortificaciones de Europa. Ese personaje fue Stefan von Haschenperg. Y es que hay que tener en cuenta que por aquellos años la posibilidad de una dura guerra entre Francia e Inglaterra era más que probable. Y el puerto de Rye era muy importante para el comercio inglés, además de hallarse muy próximo al Canal de la Mancha el camino por mar más corto entre ambos reinos.
Así que no se dudó en gastar lo que hiciera falta para que resultara muy resistente, al igual que se le dotó de una amplia batería de cañones de artillería y de tropas de forma permanente. De hecho es muy posible que cumpliera un destacado papel en la defensa inglesa contra el ataque francés de 1545.
Sin embargo, lo más curioso es que la arquitectura y defensas pronto resultaron algo obsoletas respecto a la evolución de la maquinaria de guerra a mediados del siglo XVI. Además el puerto de Rye pronto se empezó a colmatar de sedimentos y se volvió inútil para los grandes barcos. Además de que la paz con Francia, terminó de hacer inoperativa la presencia de este castillo.
Aún así siguió en funcionamiento hasta 1637. A partir de entonces llegó el abandono y su paulatina ruina. De hecho, adquirió ese tono romántico que tanto gustó a los paisajistas británicos, cómo es el caso de William Turner que llegó a pintar este Cumber Castle. Ese carácter de ruina muy singular lo sigue manteniendo hoy en día, no solo por su estado de conservación y abandono. También porque dada su lejanía a la línea de costa, parece mentira que un día se concibiera como un punto para la defensa del país frente a una posible conquista por mar.