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Cartuja de Miraflores

Publicado por A. Cerra
Cartuja de Miraflores

Cartuja de Miraflores

La ciudad española de Burgos posee algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica en todo el territorio español. Sin duda, la Catedral de Santa María de Burgos es su monumento más emblemático, pero muy próxima, a tan apenas 3 kilómetros del centro histórico se encuentra la Cartuja de Miraflores, otro magnífico ejemplar de la arquitectura del Gótico final.

A mediados del siglo XV, el rey Juan II de Castilla decidió donar un palacete de caza que tenía ese paraje a la orden de los cartujos. Posiblemente ya desde esa donación inicial, el rey tenía en mente que ahí descansarían sus restos tras su fallecimiento, algo que era muy común entre los dignatarios del Medievo, y como ejemplo muy semejante basta recordar la Cartuja de Champmol, donde los duques de Borgoña financiaron su construcción y la creación de sus magníficos sepulcros creados por el escultor Klaus Sluter y otros miembros de su taller y familia.

El caso es que la Cartuja de Miraflores se empezó a construir en 1442, pero una década después fue arrasada por el fuego. E inmediatamente se inició su reconstrucción cuyo proyecto se encargó Juan de Bolonia, también maestro de obras de la propia catedral burgalesa. Si bien no fue este arquitecto ni este rey los que acabaron las obras, ya que la construcción no se había acabado a la muerte de ambos, y el proyecto recayó en manos de Garci Fernández de Matienzo y en Simón de Colonia, hijo del anterior y autor de la Capilla de los Condestables de la cercana catedral. Todo ello ya bajo el reinado de Isabel la Católica, quién vio el final de la obra en el año 1482.

De todo el conjunto monástico lo más espectacular es la iglesia. Un templo de una única nave muy larga y ancha con capillas laterales. La cabecera de la iglesia es de planta poligonal, y como el resto del templo está cubierta por bóveda de crucería, aquí muy adornada por terceletes, cuyos nervios parten desde ménsulas situadas en los muros.

Además del esquema general de la construcción, también destaca especialmente la portada occidental de la iglesia, considerada una obra maestra del gótico isabelino de finales del siglo XV. Una portada que está adornada con los escudos heráldicos de los fundadores de la construcción.

Pero no acaba aquí el patrimonio histórico y artístico que posee la iglesia. Otro elemento a destacar son las típicas vidrieras góticas situadas en las ventanas del templo. Unas vidrieras que en su momento se hicieron traer desde Flandes. Y además la implicación de Isabel la Católica con este templo que había promovido su padre no terminó con las obras de arquitectura. También fue ella la que impulsó la realización de los sepulcros de Juan II, su segunda esposa Isabel de Portugal y el del infante Alfonso, todas ellas creación del magnífico escultor castellano Gil de Siloé, autor también del retablo mayor de la iglesia.