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Casa Amatller

Publicado por A. Cerra
Casa Amatller

Casa Amatller

Esta construcción emblemática de la arquitectura modernista catalana se encuentra en el Paseo de Gracia de la ciudad de Barcelona. Fue proyectada por el arquitecto Josep Puig y Cadalfach y en su construcción se invirtieron diez años, entre 1890 y 1900. La obra forma parte junto a la Casa Lleó Morera de Lluis Domenech i Montaner y la Casa Batlló de Antoni Gaudí, de la llamada Manzana de la Discordia, donde estos tres arquitectos trabajaron a escasa distancia uno de otro y concibieron tres de las grandes obras modernistas de la ciudad, de España y de todo el continente europeo. Y sin salir del Paseo de Gracia aún se puede contemplar otra obra emblemática de este estilo artístico: la Casa Milá de Antoni Gaudí.

En realidad la obra de Puig i Cadafalch fue la primera de las construcciones que se hicieron en esta zona de Barcelona. Lo cierto es que se trataba de una reforma de una casa anterior perteneciente a la acaudalada familia Amatller. Para reformarla esta familia no reparó en gastos, y no solo contrató a uno de los arquitectos más prestigiosos del momento, sino que también se contó con la participación de los artesanos más relevantes de Cataluña en aquel momento para realizar los diferentes trabajos de carpintería, pavimentos, cerámica, carpintería, decoradores, electricistas y mueblistas.

Curiosamente el objetivo era que se tratara de un bloque de viviendas, sin embargo el arquitecto la planteó como si se tratara de una enorme residencia unifamiliar. Para las formas se denota el carácter historicista que por aquel entonces dominaba la arquitectura modernista. Ya que aquí su fachada claramente recuerda el arte Gótico centroeuropeo de carácter civil. Donde más evidente es esa influencia es el remate escalonado de perfil triangular que corona la fachada. Si bien, se trata de un elemento completamente reinterpretado por el espíritu modernista, de ahí el revestimiento cerámico que lo cubre.

También la influencia gótica, sobre todo de su periodo más tardío, el Gótico Flamígero, se denota en los vanos con arcos conopiales y otros muchos detalles decorativos. Aunque no todo tiene ese carácter histórico, también hay muchos elementos que son puro capricho del arquitecto como los bustos, dragones o caballeros dispersos por la fachada. De hecho, esta obra es la que se considera la más fantasiosa y espectacular de toda la producción de Puig i Cadafalch.

Además del remate superior, en la fachada también destaca el gran balcón corrido que se correspondería con la verdadera vivienda de los propietarios, y es que el status económico había que marcarlo de alguna forma.

Todo eso respecto al exterior, pero en cuanto al interior, lo cierto es que su vestíbulo plagado de columnas y la escalera iluminada gracias a artística vidrieras hace que el visitante se sumerja en un ambiente más propio de los castillos románticos que de una vivienda urbana.