Dzong de Punakka
Los “dzong” son el tipo de construcción más carismática a lo largo de la cordillera del Himalaya y especialmente en el territorio de Bután.
Se trata de un tipo de obras que vienen a ser al mismo tiempo monasterios y también fortalezas, ya que en esas latitudes es habitual la unión entre el poder civil y la religión. Y en el caso de Bután, muchos de estos dzongs se construyeron a lo largo del siglo XVII y todos ellos con unas características similares que es lo que se conoce como arquitectura jong.
De los muchos dzongs diseminados por las ciudades de este país asiático destaca el Dzong de Punakka, no en vano, esta ciudad fue durante siglos la capital butanesa, hasta que en el año 1955 se trasladó a Timpu.
En muchas ocasiones el Dzong de Punakka se asemeja al gran Palacio de Potala en el vecino Tíbet. Sin embargo son distintos, precisamente porque la construcción butanesa se basa en las formas de la citada arquitectura jong.
Y, ¿cuáles son esas características? En primer lugar, que son obras creadas a base de altísimos muros tanto de piedra como de ladrillo, los cuales se pintan en los colores más típicos de los paisajes del Himalaya. Es decir, se pintan en un tono blanco en casi todos su desarrollo, mientras que las partes límites suelen tener bandas de color rojo y tampoco faltan formas circulares en color dorado.
Además esos muros no tienen excesivas ventanas por razones del clima, e incluso en sus partes más bajas carecen de esas ventanas, en este caso por razones defensivas. Y por otra parte suelen estar inclinados en altura. E igualmente la unión entre los paramentos de muro forma ángulos rectos.
Todo eso en cuanto a su exterior, pero en su interior se trata de una sucesión de edificios y patios que se van pautando mediante torres. A estos interiores se accede por medio de grandes puertas que generalmente dan a estancias y patios muy decorados, donde no faltan los elementos más propios del Budismo y su profusa ornamentación.
Porque los dzong son al mismo tiempo residencia para los funcionarios o personalidades, y también acogen distinos templos budistas en su interior. Y de entre todos los dzongs de Bután, posiblemente el de Punakka sea el más hermoso y emblemático.
Se trata de una enorme construcción de 180 metros de largo por unos 70 de ancho, a la cual se accede a través de un puente cubierto sobre un río. Porque el Dzong de Punakka no solo es interesante por su arquitectura sino también por su emplazamiento a orillas de la confluencia de dos ríos: el río Madre (Mo Chou) y el río Padre (Pho Chou).
Estar cerca de esos ríos, supone que en los años de mayor crecidas siempre haya daños e inundaciones, pero inmediatamente se reparan y restauran dada la importancia de este lugar para Butan. No en vano, ellos también lo conocen como el Palacio de la Gran Felicidad.