Iglesia de Santa María del Giglio
Este templo construido en Venecia a mediados del siglo XVIII, o sea, a finales del Barroco, es una de las iglesias más llamativas y a veces también más desconocidas de la ciudad de los canales. Allí casi nadie se pierde al visita a obras maravillosas como la Basílica de San Marcos con la portentosa Santa Maria della Salute, pero son muchos menos los que se acercan hasta Santa Maria del Giglio, que también se denomina por su nombre más antiguo: Santa Maria Zobenigo.
Ese nombre de Zobenigo se debe a ser el apellido de la poderosa familia veneciana que la mandó construir originalmente, allá por el siglo X. Sin embargo la obra que hoy admiramos fue auspiciada siglos después y promovida por la familia Barbaro, en especial por Antonio Barbaro, un militar, político y navegante, a cuyas proezas se dedican gran parte de las figuras de la fachada, donde curiosamente tan apenas están los clásicos elementos religiosos.
Están las esculturas de él y de sus hermanos. En realidad el condottiero Antonio Barbaro dejó escrito en su testamento como quería que fuera esta fachada. Hasta especificaba los materiales que quería que se emplearan. Y para ello dejó una importante suma de dinero ganado durante sus años de servicio a la República de Venecia.
De este modo se pueden ver los relieves de ciudades que conquistó o donde actuó en nombre del Dux. Aparecen Zadar o Split en la actual Croacia, Corfú una isla en el Mediterráneo más oriental o lugares de Italia como Roma o Padua. Y otros relieves muestran sus triunfos militares. Sin duda es como un inmenso monumento fúnebre en su honor, para dar a conocer todo lo que hizo por la República y todo el poder que ostentó.
Era una forma de resarcirse de su desilusión al no ser nombrado jamás Capitán General. Y se plasmó como un personaje victorioso acompañado de la familia y de diversas figuras alegóricas representando el Honor, la Sabiduría y la Fama, situadas en lo más alto de la fachada.
En definitiva es una iglesia distinta a otras por la no presencia de escenas religiosas entre los muchos relieves y esculturas que adornan su fachada. Aunque esa carencia se subsana en el interior, bastante ornamentado y donde entre otras cosas se guarda la única obra de Rubens que hay en la ciudad veneciana, una imagen de la Virgen con el Niño y San Juan Bautista. Y además de eso hay obras de otros grandes artistas italianos como Sebastiano Ricci, Giovanni Battista Piazzetta, Palma el Joven o Jacoppo Tintoretto.