Palacio de la Mediterránea en Niza
La historia de este edificio carismático de la Costa de Azul en Francia es una buena exposición de la evolución de la arquitectura en el siglo XX.
El Palacio de la Mediterránea que vemos hoy está declarado patrimonio monumental francés pero solo por sus dos extraordinarias fachadas, en especial la que da al frente marítimo de la ciudad de Niza, en el conocido mundialmente como Promenade des Anglais. Y es que estas fachadas blancas son lo único que queda del fantástico conjunto de arquitectura en estilo art decó que fue en sus orígenes.
Niza en los felices años 20 del pasado siglo era una de las mecas del turismo más elegante y glamuroso. Hasta allí llegaba lo mejor de la aristocracia europea y las celebridades de la época. Y el Palacio de la Mediterránea, concebido como hotel y casino se concibió para acogerlos a todos ellos en un espacio acorde a la demanda de exclusividad que existía.
El proyecto se inspiró en edificios tan reconocibles como la famosa Ópera Garnier de París, si bien obviamente acomodado a ese entorno marítimo, más relajado y también a tono con los estilos arquitectónicos del momento, además de que se aprovechaban los nuevos materiales, como el hormigón armado que permitió dotarlo de unos tamaños muy destacados.
El resultado fue espectacular, tanto en sus fachadas, como en su interior, con espacios tan sofisticados como su vestíbulo con una increíble escalera de mármol blanco. Sin olvidar todos los elementos que caracterizan al art decó, el cual aquí no solo se manifiesta en infinidad de molduras, sino también en un mobiliario exquisito con las maderas más nobles, con pesadas lámparas de araña o con unas vidrieras de colores de tamaños impresionantes debido a las grandes vanos que permitía abrir el empleo del hormigón.
En su apogeo, el Palacio de la Mediterránea no solo era un lugar de alojamiento para los ricos y famosos, sino también un centro de la vida social y cultural de Niza. Sus salones de baile, teatros y restaurantes eran escenarios de eventos de alto perfil, desde estrenos de películas hasta galas de caridad. Los visitantes podían disfrutar de una variedad de entretenimientos, desde juegos de azar en el casino hasta espectáculos de música en vivo.
Hoy en día viendo sus fachadas nos podemos hacer una idea del lujo con el que se deslumbraba a los huéspedes. Y es que desde el año de su inauguración en 1929 fue el lugar predilecto para pasar periodos de vacaciones de grandes fortunas, actores de cine o los más destacados diseñadores del mundo.
Sin embargo, todo ese glamur se iba a ir apagando poco a poco. En los años 70, la instalación entró en decadencia y finalmente fue cerrada en 1978. E incluso sufrió una demolición parcial. Por suerte, viendo que todo se podía convertir en escombros, las autoridades decidieron otorgarle la categoría monumento de interés histórico. Aún así, para acomodar el recinto a los nuevos gustos del siglo XXI, cuando hace unos pocos años reabrió sus puertas, la transformación de su interior es total y absoluta, y tan solo sus dos fachadas principales guardan el aspecto original.
El proceso de renovación fue un desafío arquitectónico, ya que se requería un equilibrio entre la preservación del patrimonio y la creación de un espacio moderno y funcional. El nuevo diseño interior incorpora elementos contemporáneos, pero también rinde homenaje a la rica historia del edificio. Por ejemplo, los patrones geométricos y las formas elegantes del art decó se reflejan en los detalles de la decoración y el mobiliario. Además, se han añadido instalaciones modernas, como un centro de conferencias y un spa de lujo, para satisfacer las necesidades de los visitantes actuales.
A pesar de los cambios, el Palacio de la Mediterránea sigue siendo un hito importante en Niza y un testimonio de la rica historia cultural y arquitectónica de la ciudad. Su presencia en el Promenade des Anglais continúa atrayendo a visitantes de todo el mundo, quienes vienen a admirar su belleza y a sumergirse en su atmósfera lujosa y glamurosa.