La Mediterránea de Maillol
De esta obra realizada en 1905 por el escultor francés Aristide Maillol hay dos versiones de esta obra, una labrada en mármol como la que vemos en la imagen, y otra versión en bronce que se encuentra en el Jardín de las Tullerías de Francia.
Originalmente el propio artista llamó a la obra la “Alegoría del Pensamiento”, por la postura que muestra la mujer en la que sobre todo transmite introspección. Ya que vemos una mujer que reposa en una postura grave, asentada en sí misma. Pero además el parentesco estético y de actitud está claramente relacionado con la obra del El Pensador de Rodin.
Sin embargo, la obra después pasó a llamarse La Mediterránea por representar la esencia cultural de ese mar con una mujer de formas rotundas, poderosas al mismo tiempo que sensuales.
Lo cierto es que cuando se expuso el mármol en el año 1905 en el Salón de Otoño de París, todo fueron fervorosas alabanzas, y de hecho Aristide Maillol pasó a ser considerado como el mejor escultor de su generación y de aquellos momentos. Y por eso a partir de ese momento recibió numerosos e importantes encargos.
En muchos de esas obras posteriores, y también otras anteriores muestra su enorme interés hacia el cuerpo femenino, para cuyas representaciones se suele inspirar en la escultura de la Antigua Grecia. Y de ese tipo de obras siempre se dice que las inunda de “mediterraneísmo”, especialmente por presentarnos cuerpos de volúmenes plenos, pero no solo eso, ya que si vemos la obra original, uno se puede acercar a sus ojos y comprobar como es capaz de tallarlos llenos de luz.
Ese “mediterraneísmo” fue una palabra que se aplicó a él, a su personal estilo escultórico. Y con este término también se alude a una de las cualidades de todo el conjunto escultórico que realizó Maillol a lo largo de su vida. Ya que se trata de obras que invitan a ser tocadas, e incluso algunas acariciadas, cuando menos con la vista.
La influencia de la escultura clásica grecolatina es evidente, y es un hecho muy curioso, porque Maillol fue un discípulo que recibió parte de su formación con Paul Gauguin, el cual rechazaba rotundamente el tipo de representación clásica. Esas diferencias no fueron un obstáculo insalvable para que ambos artistas fueran buenos amigos, e incluso Maillol realizó un retrato de Gauguin en bronce.