Templo de Bayon
El patrimonio artístico de Camboya en muchas ocasiones queda oculto ante la magnificencia y descomunal tamaño del conjunto Angkor Wat. Sin embargo, hay otras impresionantes joyas arquitectónicas en este país del Sudeste Asiático. Y una de ellas es el templo de Bayon.
Este templo está dedicado al rey Jayavarman VII (1181 – 1219), el cual fue un auténtico referente creativo, además de sumamente ególatra. Para ello basta con observar las descomunales estatuas que representan a Avalokiteshavara, pero que en realidad guardan un extraordinario parecido físico con el rostro de aquel monarca.
Los rostros son lo más característico de esta construcción, de hecho es conocida como “el templo de las caras”, ya que son descomunales y vigilan todos los ángulos y perspectivas del lugar. Lo cual no deja de tener un mensaje político, ya que se trata de plasmar el poderío del rey, capaz de gobernar un territorio enorme y variado. Aunque al mismo tiempo, esas caras, que en todo momento son visibles, y desde cualquier parte del templo, también transmiten humanidad, ya que se pretende decir que el gobierno será estricto pero también magnánimo. Y lo cierto es que fue un monarca que durante su reinado promovió la construcción de hospitales, refugios y otras infraestructuras útiles para sus súbditos.
Y si bien las caras son lo más emblemático de esta arquitectura, lo cierto es que hay otros muchos detalles de carácter escultórico. Todo el entorno del edificio está ornamentado con bajorrelieves, que si se pusieran en línea recta ocuparían algo más de un kilómetro de longitud con sus más de 11.000 figuras que representan episodios de la vida cotidiana en la Camboya del siglo XII, mezclando acontecimientos históricos con otros simbólicos.
Allí se ven desfiles militares o batallas, pero también escenas religiosas, lo cual es lógico al tratarse de un templo que se levantó precisamente en un momento en el que los camboyanos estaban cambiando su tradicional religión hinduista por el budismo mahayana.
Desde un punto de vista constructivo, el templo de Bayon tiene tres niveles distintos, que además coinciden con otras tantas etapas de su construcción. Algo que está muy marcado debido al capricho del propio rey Jayavarman VII, el cual comenzó la obra ya a una edad avanzada (para aquellos tiempos) y estaba convencido de que no la vería concluida. Por eso cuando se acaba uno de los niveles se festejaba y se comenzaba con el siguiente.
Los bajorrelieves se desarrollan a lo largo de los dos primeros niveles que tienen una planta cuadrada. Mientras que en el tercer nivel tiene una base circular, y es ahí donde se levantan numerosas torres de factura muy recargada, y también se ven las famosas e intrigantes caras de Bayon.