Urinario de Groningen
El arquitecto holandés Rem Koolhaas, nacido en 1944, dirige el estudio OMA desde hace décadas y se ha convertido en uno de los grandes creadores del siglo XX y lo que llevamos de la presente centuria.
De sus proyectos han salido proyectos tan famosos y aclamados como la Casa de la Música de Oporto en Portugal, la Biblioteca Central de Seattle en Estados Unidos, la sede de la Televisión Central China en Pekín o el proyecto con el que comenzó a ser una figura de la arquitectura mundial, el Netherlands Dance Theater en La Haya, la capital administrativa de su Holanda natal.
Todas ellas son obras convertidas en hitos de la arquitectura contemporánea, y por eso no ha de extrañar que Koolhaas fuera galardonado con el Premio Pritzker en el año 2000, un premio que está considerado el Nobel de la arquitectura que han ganado todas las grandes estrellas del panorama arquitectónico actual con las que siempre se le compara como pueden ser Norman Foster creador de joyas como la Cúpula del Reichstag en Berlín, o Frank O. Gehry diseñador del emblemático Museo Guggenheim de Bilbao.
Pero su labor ha ido más allá de sus proyectos y construcciones. También ha ejercido una importante influencia como teórico, ya que ha publicado varios libros sobre la materia. De hecho desde sus inicios ha compaginado la tarea práctica y la teórica, a la que con el tiempo se ha sumado la docente, siendo profesor en importantes universidades como por ejemplo la de Harvard.
Y por si fuera poco también ha desarrollado destacados proyectos como urbanista.
En fin, un personaje del que os podríamos mostrar infinidad de obras, muchas de ellas a gran escala y que se estudian en cualquier universidad de arquitectura del mundo. Sin embargo, hemos preferido mostraros aquí un proyecto más modesto, pero muy interesante.
Hablamos del mobiliario urbano que Rem Koolhaas diseñó para la ciudad de Groninga (Groningen) en los Países Bajos. Un mobiliario que por ejemplo incluye urinarios públicos en las calles.
En este proyecto contó además con la colaboración de un famoso fotógrafo de sociedad, Erwin Olaf. Y entre ambos crearon estos elementos que no solo son muy prácticos para los ciudadanos. Sino que además son atractivos y ya se han integrado a la perfección en el paisaje urbano, siendo respetados escrupulosamente por todos los vecinos de Groninga. A nadie se le ocurriría dañar esos urinarios ni pintar sobre esa peculiar decoración que puede recordar tanto la pinturas de una cerámica de la Antigua Grecia como las imágenes más actuales de un cómic.
En definitiva, que el talento de los más grandes artistas a veces se pone de manifiesto en lo rincones más cotidianos y funcionales.