Vidrieras de Bourges
El concepto de la arquitectura gótica supuso que las grandes catedrales e iglesias construidas en esos siglos de la Edad Media pudieran eliminar gran parte de los muros externos, sobre todo en sus zonas elevadas. Eso se debió a que los grandes pilares quedaban unidos por arcos apuntados y bóvedas de crucería hacia el interior, y con arbotantes hacia el exterior. Una estructura constructiva que permitió la colocación de grandes ventanales que bañaran de luz el interior de los templos.
Sin embargo, se buscaba una luz tamizada y por ello no se colocaron cristales transparentes, sino vidrieras concebidas a partir de vidrios de colores que se convirtieron en el soporte de imágenes religiosas, representando a personajes y escenas bíblicas.
Pero además de ser las vidrieras una especie de cuadros luminosos, también servían para que la luz que aportaban a las catedrales e iglesias creara una atmósfera especial y cargada de espiritualidad.
Algunos ejemplos son esplendorosos, como pueden ser las vidrieras de la Catedral de Chartres o la arquitectura de luz que se genera en la Santa Capilla de París. Y también dentro de esa línea se pueden enmarcar las vidrieras de la Catedral de Bourges.
Todos los maestros del arte de los vitrales estaban muy vinculados a la construcción de estos edificios religiosos, por eso no es extraño que las formas que recrearon en sus vidrieras están muy influidas por la escultura religiosa.
Eso se ve claramente en las imágenes de Bourges, cuyas formas de alguna manera son deudoras de las estatuas que eran habituales en las jambas de las portadas góticas o de los grupos escultóricos de los tímpanos. Se puede ver que hay figuras individuales que parecen realmente esculturas proyectadas sobre una pantalla transparente y de múltiples colores.
Vistas desde lejos estas vidrieras parecen ser amplias superficies de vidrio pintado y formando un dibujo. Sin embargo, si nos acercamos se descubre que esos trozos de vidrio son bastante pequeños, algo debido al proceso de manufacturación de la época. De esta manera todos esos vidrios pequeños se pintaban de colores previamente, y luego se iban uniendo en la ventana por una estructura metálica, llamada emplomadura que hace de malla que soporta todo el conjunto. O sea, se trata de una especie de puzzle. Eso sí, un rompecabezas enorme, ya que hay ventanas que fácilmente superan los cuatro metros de altura.
Y para rematar esas formas, en ciertos detalles, como podían ser los ojos, el maestro vidriero si que pintaba sobre el cristal propiamente dicho y una vez montada la vidriera.
En definitiva, un trabajo admirable y más en unos materiales tan delicados como estos, pero que han resistido el paso de los siglos, ya que este conjunto de vidrieras de Bourges se crearon allá por el año 1220.