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Catedral de Exeter

Publicado por A. Cerra

Exterior de la Catedral de Exeter

La Catedral de Exeter es un estupendo ejemplo de la arquitectura gótica británica perteneciente al Decorated Style. Hay que recordar que en las islas británicas el arte gótico llevó una evolución distinta a la que se dio en otras zonas el continente europeo.

Aquí en el gótico se distinguen tres fases, siendo la última el Perpendicular Style. Pero hoy nos interesa hablar de las dos iniciales. La primera es el Early English, un periodo del siglo XIII en el que hay unos vínculos estéticos claramente deudores del arte románico precedente, ya que se trata de edificios dominados por las líneas rectas y horizontales, así como por la robustez de los volúmenes geométricos.

Y de eso se pasa al Decorated Style, que también se puede llamar “curvilineal” o “adornado”. El cual se caracteriza por sus formas complejas y abundantes. Algo que sobre todo se debe al masivo empleo de las bóvedas de crucería con infinidad de nervaduras y terceletes. Lo cierto es que es muy sorprendente ese radical cambio de estética entre el Early English y el Decorated Style, ya que no hay una fase intermedia o de evolución entre ambos. Y si lo comparamos con lo que ocurrió en un periodo de tiempo equivalente en el resto de Europa, es como si hubieran pasado directamente de una arquitectura tardorrománica a las grandes y recargadas edificaciones del Gótico Flamígero.

Esto se puede apreciar por ejemplo con la magnífica Catedral de Salisbury. Un templo con una personalidad propia y que en sí mismo resume esta curiosa evolución. Y también se puede descubrir en las catedrales de York o en la de Exeter que aquí nos ocupa.

Interior de la Catedral de Exeter

En este último podemos ver claramente la tendencia a la verticalidad que inspiró esa nueva arquitectura, y en la que iban a cobrar una importancia suprema los grandes ventanales. Unos ventanales que además de servir para iluminar y para generar atmósferas gracias a sus vidrieras de colores, también se convertían en un espacio ideal para el espíritu decorativo de ese estilo. Ya que esos vanos se poblaban por infinidad de molduras curvas. Un bosque de molduras que algunos incluso han llegado a relacionar con las formas ornamentales de algunos manuscritos salidos de abadías y monasterios ingleses.

Y tal vez se pueda pensar que todas esas molduras también tienen equivalente en las grandes vidrieras de la arquitectura gótica francesa, como por ejemplo las que hay en las catedrales de Chartres o de Bourges. Pero hay muchas diferencias. Y una de ellas muy evidente es que mientras en las formas del Gótico francés que se exportó por casi toda Europa, uno de los sitios predilectos para la colocación de esa vidrieras eran las cabeceras o ábsides de las iglesias, los cuales siempre tenían formas curvas y hasta estaban hipertrofiados debido a la presencia de numerosas capillas, girolas y deambulatorios.

Sin embargo, algo emblemático de las catedrales góticas inglesas, sean de la fase que sean, es que son planas, rectas. Y la viveza de la curva se la otorgan con ese repertorio decorativo de las vidrieras.