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Altar de Klosterneuburg

Publicado por A. Cerra

Altar de Klosterneuburg

Este enorme retablo tríptico de la abadía de Klosterneuburg en Austria está compuesto por 51 placas doradas de cobre y esmalte. 51 placas que se ordenan a lo largo de las tres partes del retablo y que se organizan en tres hileras verticalmente. Todo para representar numerosas escenas de la Biblia.

Mientras que en la hilera central se narran episodios de la vida de Jesús, o sea, del Nuevo Testamento, las escenas que parecen en las franjas inferior y superior se inspiran en acontecimientos proféticos del Antiguo Testamento.

Es un trabajo muy importante y se sabe que lo realizó el artista francés Nicolas de Verdún, quien lo haría en 1181. De hecho se sabe que esta es la primera gran obra suya, porque todas las demás que se le adjudican son posteriores y llegan al año 1205. Durante ese tiempo se dedicó a trabajar con genial maestría las técnicas de orfebrería y también de esmaltador.

Dadas esas fechas de actividad, se le puede considerar un maestro a caballo del Románico y el arte Gótico. Y desde luego el Altar de Klosterneuburg así lo demuestra, ya que las figuras que representa son de un gran realismo. Y es que una de las características de este artista es que fue el primero de la Alta Edad Media que mostró en sus obras unas ansías de retroceder conscientemente al estilo de la antigüedad y acercarse así a las formas de la naturaleza. Por eso es un precursor del gótico, que todavía fue afinando más en su otra obra emblemática: el Relicario de los Reyes Magos que se custodia en la Catedral de Colonia en Alemania.

Se estima que en este enorme retablo de la abadía austriaca invertiría unos diez años de trabajo. Y originalmente formaba la decoración del antepecho del púlpito de la iglesia. Sin embargo tras las llamas de un incendio en 1330, la obra se convirtió en un altar alado y recibió su forma actual.

Desde un punto de vista técnico, la pieza es una obra maestra sin ningún género de dudas. El esmalte, que es extremadamente resistente debido a su alto punto de fusión, ha sobrevivido más de ocho siglos sin daños y todavía brilla de un modo impecable. Por cierto, muchos historiadores hablan de una relación entre la forma de trabajar Nicolás de Verdún y los esmaltadores del arte bizantino.

Hoy en día se ha colocado en la Capilla Leopoldo, la cual está dedicada al fundador de la abadía de Klosterneuburg en 1114, el marqués de Leopoldo III, quien está enterrado aquí y que fue consagrado mucho tiempo después como San Leopoldo, y se convirtió en el patrono de todo el país austriaco.