La época helenística (siglos III-I a.C.)
En la época helenística, desaparecen las grandes individualidades artísticas. Florecen talleres de escultura en los que se realizan abundantes obras de artistas generalmente desconocidos y en los que se copian con profusión las obras de los grandes artistas de la época clásica.
El rasgo más característico del período es, sin duda, el afán realista que anima la escultura, que a la vez amplia su campo temático. Además de cuerpos atléticos se representa la vejez, lo infantil, personajes exóticos… Los artistas insisten en expresar el sentimiento de angustia y dolor, buscan la expresión dramática y se interesan por el retrato y por sus posibilidades para estudiar el carácter y la psicología individuales. El gusto por todo lo anecdótico, lo alegórico, es otra característica típica del arte helenístico.
El Laocoonte, obra de la escuela de Rodas creadora de un sentido patético de la escultura, es una de las muestras más representativas del estilo: un anciano sacerdote troyano y sus dos hijos están siendo devorados por dos serpientes (tragedia, expresión de dolor y movimiento contorsionado). Otras obras pertenecientes a esta escuela son la Victoria de Samotracia o el grupo del Toro Farnesio.
La escuela de Alejandría era, quizá una de las más ricas en obras de arte. Su escultura sigue la escuela de Praxíteles, prefiriendo temas de la vida cotidiana en los que funda elementos griegos y egipcios, teniendo además mucha afición por lo alegórico, muestra de ello es la Alegoría del Nilo, grupo en el que el río aparece como un anciano rodeado de niños, sus afluentes o el Relieve de la Apoteosis de Homero de Arkelaos.
La escuela de Pérgamo se apoyaba en la rica tradición de la ciudad. Pérgamo contaba con una gran biblioteca y un museo. Las obras mejor documentadas de esta escuela son las Estatuas de los Gálatas, donde destaca la figura del Galo moribundo, del monumento de Atalo I. La obra más importante fue el famoso Altar de Pérgamo, construido por iniciativa de Eumenes en honor a Zeus y Atenea, representando la lucha de Dioses y Gigantes (Gigantomaquia).