Las puertas de la catedral de Hildesheim
Estas enormes puertas de bronce encargadas por el obispo Bernardo para la Catedral de Hildesheim son un auténtica obra cumbre del arte otoniano y de toda la escultura de la Edad Media. Son unas puertas de dimensiones impresionantes ya que cada hoja alcanza una altura cercana a los 5 metros y se realizarob en una única pieza de fundición compuesta por 8 paneles con escenas bíblicas. Tratándose los capítulos del Antiguo Testamento alusivos a la caída en desgracia del hombre en el lado izquierdo. A la vez que la hoja derecha se dedica al Nuevo Testamento y los hechos que facilitan la salvación gracias a la intervención divina de Jesucristo.
A diferencia de otras obras de arte, sean de relieve o de pintura en el Medievo, donde prima el abigarramiento. Aquí son escenas sencillas, sin muchas figuras, pero con un tremendo dinamismo y expresividad. Sobre todo por esa peculiar forma de simular que cada figura se proyecta desde el fondo hacia el exterior, como si emergiera del metal broncíneo mientras todavía está en un estado semilíquido.
En realidad, la Catedral de San Miguel y Santa María de Hildesheim se convirtió en el epicentro de la plástica otoniana, y en su realización congregó a los mejores artífices y artesanos de diversas artes, desde la arquitectura a la escultura y por supuesto también la orfebrería. Al fin y al cabo se trataba de dar forma a un grandioso monumento que plasmara la ideología imperial.
Y unido al poder política debía quedar más que evidente la vinculación con el Cristianismo, tal y como se manifiesta nada más llegar al templo, donde dan la bienvenida estas majestuosas puertas. Impresionantes por su tamaño y por la riqueza que eso sugiere. Pero también impresionantes por el sentido narrativo de las escenas y su calidad de modelado. Una obra soberbia, no demasiado conocida, pero absolutamente imprescindible en la historia del relieve.