Perros de Alfred Jacquemart
Durante el siglo XIX hubo varios artistas que se especializaron en la representación de animales. Uno de ellos por ejemplo Antoine Louise Barye quién realizó diversas esculturas de animales, en muchas ocasiones como parte de escenas mitológicas como es el caso de Teseo y el minotauro. Y otro escultor animalista fue el francés Henri Alfred Marie Jacquemart (1824 – 1896), si bien él materializó muchas obras representando animales simplemente, sin otro contexto que la figura animal.
Y lo cierto es que triunfó con este tipo de trabajos tanto en Francia como en otros países. Una buena muestra de ello es que sus obras llegaron a lugares tan lejos como Turquia, Egipto o las islas Canarias donde están sus famosos Perros ubicados en la plaza de Santa Ana, justo enfrente a la catedral de la ciudad de Las Palmas.
Ahí se colocaron en el año 1895 las 8 figuras de canes hechas en hierro colado. Unas obras firmadas por A. J. Aunque dado que solo está dicha firma y no hay documentación alguna sobre cómo llegaron estas obras a la capital de Gran Canaria, hay quien afirma que serían obra de Adrian Jones, un veterinario inglés que acabó convertido en escultor y que realizó diversas obras en monumentos de Londres.
No obstante, la opinión generalizada es que serían de Alfred Jacquemart, de hecho hay otras copias de estos perros en diversos lugares del mundo y se sabe que el original lo crearía el artista francés.
El caso es que hay varias teorías respecto a la razón de que estos ocho perros representados de una forma tan realista llegaron a la plaza canaria. Según algunos estaban destinados a viajara hasta Sudáfrica adonde viajaban en barco. Sin embargo, durante la travesía marítima el barco se averió y tuvo que ser reparado en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, pero como no pudieron pagar la reparación ni los cuidados que tuvo la tripulación, acabaron pagando con estas esculturas. Aunque también existe la tradición de que las donó el empresario James Miller a la urbe, ya que su familia de origen británico llevaba muchos años establecida en la isla.
En definitiva que desde siempre ha habido un halo de misterio rodeando a este grupo de canes, de los cuales cuatro están sentados y otros cuatro tumbados. Pero el desconocimiento sobre su origen no ha impedido que formen parte del patrimonio local y de sus tradiciones, ya que siempre han sido lugar de juegos para niños. E incluso han sido “bautiazados” en alguna obra literaria recibiendo nombres de origen canario: Faycán, Aterura, Mogano, Doramas, Tindaya, Bentayga, Tenoya y Tirajano.