San Antonio de Padua con el Niño de Juan de Juni
Juan de Juni (1507 – 1577) es uno de los escultores del siglo XVI que mejor representa la enorme tradición de imaginería en madera que puebla el arte religioso del Renacimiento en España. Y sin duda esta obra de San Antonio de Padua con el Niño plasma muchas de las cualidades de este artista tan especial.
Es una obra realizada casi a tamaño natural realizada en madera policromada y que en la actualidad se expone en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
La figura del santo con el Niño está tallada íntegramente, pero curiosamente solo sus laterales y el frente se encuentran policromados, por lo que se puede deducir que la estatua forma parte de un conjunto más amplio y se integraría en retablo (enorme) de algún templo.
No obstante, si vemos ahora la figura de manera individualizada se comprende que el autor la trató como algo único, y que no pierde sentido sin el resto de figuras o escenas del retablo.
San Antonio es una figura con cierto movimiento, lo vemos apoyado en un tronco, todo de forma muy equilibrada pero también con la idea de aportar dinamismo y vida al personaje. El cual se convierte en la práctica en un singular pedestal para el Niño Jesús.
Lo vemos completamente desnudo y de pie sobre un libro que soporta el santo. De una manera un tanto imposible, ya que pese a que el Niño es pequeño, lo está sosteniendo con una sola mano, ya que con la otra nos muestra un globo terráqueo a modo de símbolo.
Hay relación entre ambos personajes. El Niño es todo ternura y lanza su mano para acariciar al monje franciscano. Pero curiosamente, tanto el pequeño como el adulto nos muestran unos rostros de tono triste. Siendo dos caras muy realistas, y en las que destaca la mirada de los ojos hechos con cristal.
Es una escultura de enorme calidad, algo que se manifiesta en que nos podemos imaginar el cuerpo de San Antonio, pese a que se encuentra completamente oculto bajo los paños y pliegues de sus sayos. Eso nos da una idea de la calidad del arte de Juan de Juni, capaz de plasmar un cuerpo sin tallarlo, algo que consigue gracias a la armonía del conjutno. Mientras que en las formas del Niño transmite toda la anatomía tierna y carnosa de su cuerpecillo.
Ese contraste entre el sonrosado cuerpo de Jesús y las ropas franciscanas decoradas con motivos vegetales y geométricos también llaman la atención. Por cierto todo ello se ve hoy radiante, pero antes de su limpieza, la obra se conocía como San Antonio el Oscuro, por la suciedad que tenía la obra y porque se halló en una sacristía, ubicado en una esquina muy mal iluminada. Todo lo contrario a las sensaciones que transmite en la actualidad.