Santo Entierro, Juan de Juni
El santo entierro o Entierro de Cristo es una obra escultórica realizada en madera por el escultor renacentista Juan de Juni (1506- 1577). Juni comenzó su formación en su Francia natal, viajó a Italia y su destreza para trabajar con gran realismo todo tipo de materiales, le valió una fama y reconocimiento bien merecidos. Juni recae por primera vez en España cuando le es encargado algunos relieves de la fachada de San Marcos en León, posteriormente trabajará en la ciudad de Salamanca y finalmente decide trasladarse a Valladolid para realizar este encargo, su primer conjunto escultórico. Allí el escultor estableció su taller realizando diversos encargos hasta su muerte en 1577.
El santo entierro es un conjunto formado por sietes esculturas integradas en un entorno arquitectónico dentro del, hoy desaparecido, convento de San Francisco. Fue encargado por el franciscano Antonio de Guevara para su propia capilla funeraria que estaba ubicada dentro de este convento y Juni trabajó en su realización desde 1541 hasta 1545.
La temática del santo entierro no era muy común en la producción escultórica española, por ello parece posible que Juni tomara esta iconografía de las obras escultóricas de su Borgoña natal o de su etapa de formación en Italia donde posiblemente conociera la obra de Nicollo dell´Arca Llanto sobre el Cristo muerto.
El centro sobre el que gira la composición es la figura yacente de Cristo, ya muerto, ha sido descendido de la cruz. A su alrededor seis figuras más se disponen a embalsamarlo y llorar su muerte. Cerca del espectador, en la cabeza de Cristo, José de Arimatea sostiene con gesto teatral una espina que le acaba de retirar de la cabeza, tras él Salomé sostiene la corona de espinas y un paño. En la esquina contraria María Magdalena, que lleva un ánfora y un paño, aparece hablando con Nicodemo. Las dos figuras centrales que aparecen tras el cuerpo del yacente son María, la Madre de Dios, y San Juan, el discípulo amado. La Virgen cae sobre el cuerpo de su hijo muerto en un gesto de profunda tristeza y dolor, mientras San Juan trata de consolarla y erguirla.
Las figuras son de mayor tamaño que el natural y están tratadas de manera monumental con una gran corporeidad. La fuerza que desprende cada uno de los personajes nos remite a la terribilitá miguelangelesca que Juan de Juni podría haber conocido en Italia. La monumentalidad de las figuras está remarcada por los ampulosos pliegues redondeados de sus vestiduras y sus posturas son teatrales, en algunos casos con potentes escorzos y muy torsionadas. Así el escultor pretende trasmitir al espectador el sentimiento de dolor y tensión del momento.
La habilidad del maestro francés para dotar de realismo y teatralidad a las figuras está muy relacionada con su forma de tallar la madera y policromarla. En este sentido merece especial mención tanto la encarnación de las figuras como el exquisito estofado del conjunto.
El Santo Entierro se encuentra hoy en el Museo Nacional de escultura de San Gregorio en Valladolid.