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La Martorana de Palermo

Publicado por A. Cerra

Mosaicos del interior de La Martorana

En este templo ubicado en la población de Palermo en la isla italiana de Sicilia en realidad tiene como denominación oficial el de iglesia de Santa Maria dell’Ammiraglio, aunque es mucho más conocida como La Martorana.

El templo es de origen románico, y como ocurre en otros templos sicilianos se ven las huellas de la lejana arquitectura medieval normanda, ya que estas gentes del norte de Europa desembarcaron en la isla del mar Mediterráneo y dejaron su impronta en construcciones como esta o como la exquisita Capilla Palatina también en Palermo o la contundente Catedral de Monreale.

Pero a esa influencia había que sumar el influjo bizantino, al cual se debe la presencia de los grandiosos mosaicos que cubren el interior. Y de hecho, incluyo en la actualidad en este templo se practica la religión católica italo-albanesa, en la que se sigue oficiando la misa bajo el antiguo rito bizantino.

El nombre oficial del templo alude a Jorge de Antioquía, el almirante que se estableció aquí por orden de Roger II de Sicilia. Así que sería una capilla de orden privado que el monarca favorecería construir en honor de uno de sus colaboradores más estrechos. Y de alguna forma el aspecto definitiva de la capilla pretendía recordar el lugar de origen del Almirante, Antioquía en Oriente Próximo. A ello se debe ese impresionante repertorio de colores y tonos dorados. Un trabajo en el que intervinieron artesanos bizantinos del mosaico colaborando estrechamente con los canteros. Pero además también participaron los talladores y estucadores de origen árabe, habituales en la tradición ornamental siciliana.

Por cierto, este rey que también está vinculado con los dos monumentos mencionados anteriormente. De hecho, estéticamente los mosaicos de La Martorana, hechos en la primera mitad del siglo XII, se pueden relacionar con la fase más antigua de la decoración que se conserva en la Capilla Palatina.

Una estética que tiene vínculos con la filosofía neoplatónica que se asentó en la corte de Roger II. De ahí la preferencia por los dorados y los materiales capaces de reflejar la luz, y es que la luz se considera como la mejor manifestación de Dios y del Logos.

Y ese también es el motivo de que haya tantas ventanas en este templo, una luz que baña todo el interior y que luego se va reflejando aquí y allá, o se posa en ciertas figuras de los mosaicos. Y en cuanto a las figuras de todos esos mosaicos podemos apreciar una gradación. Mientras que en la parte más alta se distinguen sobre todo imágenes divinas, conforme se desciende en altura cada vez son escenas más relacionados con lo humano, y entre ambos ámbitos, como intermediadores entre el hombre y el más allá, aparecen los personajes que son santos o personalidades religiosas.