Avenida de Middelharnis de Hobbema
Meindert Hobbema (1638 – 1709) es uno de los más grandes paisajistas de la pintura holandesa del Barroco Pleno y el Tardío. Y dentro de su producción, esta obra de la Avenida de Middelharnis es una de sus creaciones más carismáticas. Un óleo sobre lienzo que realizó en el año 1689 y que en la actualidad posee la National Gallery de Londres.
Su figura en el campo del paisaje solo es comparable a la de su paisano y contemporáneo Jacob Ruysdael. Sin embargo, los paisajes de Hobbema suelen ser mucho más calmados y serenos, o sea mucho más estáticos que los de Ruysdael.
Además en obras como esta, nos deja bien claro que es un maestro de la composición y la perspectiva. La hilera de árboles que convergen al fondo y los efectos lumínicos que nos plantea son los encargados de generar esa sensación de profundidad hacia el horizonte. Por cierto, un horizonte que como es habitual en Holanda es muy bajo, dejando mucho espacio al cielo. No en vano, esta nación también se conoce como los Países Bajos.
Se trata de paisajes llanos, sin obstáculos en el relieve, a no ser los edificios más altos de las poblaciones. Eso permite esos grandiosos cielos de la pintura holandesa. Unos cielos siempre cargados de nubes y de agua. Si bien el elemento líquido aparece en estos paisajes en cualquier parte del lienzo, bien sea en el cielo como en la tierra, donde son habituales los ríos, canales o mares interiores, incluso en pantanos, y basta recordar en este sentido la obra El bosque pantanoso del propio Hobbema.
Esa acuosidad les invita a estos artistas holandeses a pintar muchos reflejos y también muchos efectos de brillos, los cuales van transmutándose en los cuadros en luz. Y la magia es que lo hacen de una forma realista. No idealizan sus paisajes, pintan lo que ven. Tal vez por eso tuvieron semejante éxito los paisajistas flamencos.
Y no solo hablamos de los grandes genios como Ruysdael o Hobbema, o incluso el magnífico Van Goyen, autor de obras como Un molino de viento junto a un río. También nos referimos a otros pintores que dentro del paisajismo se especializaron en ciertos elementos.
Ese es el caso de Van de Capelle, célebre en su tiempo por sus cuadros de marinas, o Wouvermann que se caracterizó por colocar caballos en sus paisajes. Mientras que Potter hacía lo mismo pero con vacas. E incluso, hubo otros como Huysum que se especializaron en pintar con detalle las flores. Todo esto nos puede dar una idea de la importancia del paisajismo en el arte holandés del Barroco.