Baco y Ariadna de Tiziano
Este cuadro del maestro veneciano Tiziano Vecellio lo pintó entre 1522 y 1523 para decorar una casa de campo del duque de Ferrara Alfonso d’Este. Pero en la actualidad este óleo pintado sobre lienzo se encuentra expuesto en la National Gallery de Londres.
La escena mitológica nos muestra el momento en el que Ariadna, hija del rey cretense Minos, se encuentra con el dios del vino, Baco. Ambos reciben el flechazo del amor. Y Baco en símbolo de ese amor, lanza la diadema de Ariadna al cielo, convirtiéndola en una constelación.
Antes de eso Ariadna había sido abandonada por Teseo, tras haberle ayudado a escapar del Minotauro y su laberinto. De forma que vagaba sola por la isla de Naxos, hasta que halló a Baco. Aquí esa pasión que surgió se materializa por medio de la tensión que plantean las líneas y colores del cielo entre los ojos de Ariadna y Baco. Además de que el rostro siempre joven de Baco transmite todo su apasionamiento.
Por cierto, es una escena en la que vemos toda la corte que acompañaba a ese dios. Allí está su sirviente, el portador del vino, cargando con una tinaja a los hombros. También está el carro tirado por panteras transportaba al dios. Si bien aquí, Tiziano pintó leopardos, que como Baco y Ariadna se dirigen sus propias miradas cómplices.
Y es que a Tiziano le gustaba incluir elementos secundarios que le servían tanto para reforzar el mensaje principal, o en ocasiones para distraer. De hecho, aquí también se ve a la representación de Ecos, una ménade que igualmente mira apasionada a uno de los sátiros.
En definitiva, la imagen es todo un compendio de los episodios mitológicos grecorromanos, porque aparece también al fondo Sileno, un viejo gordo y dormilón que sería el jefe de los sátiros y padrastro de Baco. O hay más ménades con sus instrumentos musicales. O está Laocoonte luchando con la serpiente. Por cierto, la escultura helenística del Laocoonte se halló en el 1506 y causó una gran sensación entre los artistas renacentistas, entre ellos al propio Tiziano y también a Rafael o El Greco.
Igualmente en la parte central inferior se ve una cabeza de ternero decapitado. Lo cual era parte de los rituales báquicos. Algo de lo más truculento, pero que aquí se suaviza con el nacimiento de una flor de alcaparra que surge entre los restos del animal, como símbolo del amor que ha surgido en ese momento.
Todos estos personajes y símbolos puede parecer que están amontonados en el lienzo, pero sin embargo hay una estudiada composición que los ordena. El eje de la misma es Baco, dejando toda la zona derecha a su corte y la izquierda a su amada y la relación amorosa entre ambos. De hecho, el centro mismo de la tela es la mano de Baco, de manera que sus pies siguen en la zona de sus seguidores, mientras que su cabeza y su corazón ya se ha unido a Ariadna, con quién acaba casándose, lo cual le otorgaba a la muchacha la inmortalidad.
Y para inmortal, el arte de Tiziano, el gran maestro renacentista del color. Un artista que fue uno de los primeros que comenzar a firmar sus creaciones. Y es que alcanzó mucha fama y dinero en vida, y se preocupó de que fuera más reconocido y valorado el rango de artista.