Biblia de la Catedral de León
Esta Biblia es una de las grandes obras maestras de la miniatura de estilo mozárabe que han llegado hasta nuestros días. Se conserva en el museo de la propia catedral gótica de León y su datación se fecha en torno al año 920.
Además se considera que su creación supuso el inicio para una serie de grandes códices miniados que se llevaron a cabo durante el siglo X. Y como curiosidad en el Biblia de la Catedral de León se da toda una rareza para esta época, ya que en esos tiempos cuando la práctica totalidad de obras artísticas que nos han llegado tiene una autoría anónima, sin embargo este códice tiene la singularidad de que la obra aparece firmada por sus dos artífices: Vimares y Johanes, y por eso la obra también es conocida como la Biblia de Juan y Vimara. Estos personajes fueron dos monjes del hoy desaparecido monasterio castellano de Albares, lugar de origen de esta Biblia.
En la Biblia se nos presentan los cuatro Evangelios, y al comienzo de cada uno de ellos se ven en miniatura los símbolos de los cuatro evangelistas. Se trata de representaciones bidimensionales, sin ninguna intención de lograr la profundidad en la imagen. Y en ellas vemos a ángeles portando sobre sus hombros lo símbolos de los evangelistas y se rodean de un círculo adornado con peces, lo cual recuerda el estilo de las miniaturas merovingias.
Es muy curioso observar la caprichosa división de las superficies interiores de cada una de las imágenes, ya que el dibujo más que delimitar claramente las formas de las alas, los cuerpos o los vestidos, va como confundiendo los colores concebidos de una forma muy armónica y también muy libre. Hasta el punto de que, por ejemplo en la representación de San Lucas, es difícil reconocer el cuerpo del toro, que es su símbolo, cuyas formas nacen de las alas superiores de los ángeles que lo rodean. Se trata de una fórmula estética que tuvo mucho éxito y que en códices posteriores se siguió utilizando.
Este tipo de códices era muy habitual que se realizaran en los monasterios de la Baja Edad Media. Se trata de libros realizados sobre hojas de pergamino luego cosidas. Y en ellos se copiaban textos litúrgicos y bíblicos que se adornaban con miniaturas. Pero el nombre no ha de dar a error. Porque no se trata de miniaturas por el pequeño tamaño de las ilustraciones, sino porque en su realización se utilizaba minio, un mineral usado como fuerte pigmento.
Unos colores que se aplicaban a las ilustraciones, y también a las letras capitales con las que se iniciaban cada uno de los capítulos, algo que también se observa en la Biblia de la Catedral de León. La cual es uno de los máximos exponentes del arte y de la miniatura mozárabe que aúna las tradiciones de la ilustración cristiana y visigoda, con el influjo de las formas de los musulmanes que ocupaban gran parte de España en aquellos siglos.