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Courbet. Autorretratos

Publicado por A. Cerra

Buenos días, señor Courbet

Courbet se pintó a sí mismo en varias de sus obras, es decir, se autorretrato, pero no se hizo el habitual autorretrato posando para ello, sino que se incluyó en sus obras en sus actitudes cotidianas.

Por ejemplo, en la primera de las telas que aparecen aquí, la titulada como Buenos días, señor Courbet, se pinta vestido de excursionista caminando por la montaña con un bastón y su caja de pinturas, justo en el momento en el que se encuentra con un amigo y su criado. De hecho, esta obra también es conocida con el título de El encuentro.

Semejante aparición y argumento en su momento hasta debió provocar a los pintores más mayores y respetados, ya que el objetivo de tal planteamiento no era otro más que retratarse como una persona normal y corriente.

Bastante diferente es el segundo cuadro que aquí aparece, titulado Courbet en su estudio, un gran lienzo conservado en el museo del Louvre de París. Hoy en día se conoce con ese título, pero originalmente el propio Courbet lo subtitulo con el pomposo nombre de “Alegoría real de siete años de mi vida artística”, porque en realidad lo que estaba planteando con esta obra era todo un manifiesto de sus inquietudes y de su arte.

Courbet en su estudio

Para lograrlo dispone su obra en tres niveles. El primero de ellos ocupa el centro del cuadro, y es donde él aparece con su musa, la Realidad y un niño. A su derecha coloca a sus amigos, prácticamente todos ellos artistas y que en realidad cada uno de ellos es un retrato. Y a la izquierda coloca personajes alegóricos que representan varios estratos de la sociedad. De esta manera esas figuras simbolizan a la miseria, la pobreza, la riqueza, los explotados o los que viven de la muerte.

Todo ese conjunto de personajes forma un friso en la mitad inferior de la tela, al igual que otros tiempos se pintaban frisos con dioses y personajes mitológicos. No hay que olvidar que Courbet fue el máximo representante de la pintura realista, muy respetado por los artistas de su época fueran pintores, escultores, escritores, etc… y llevó algunos de los planteamientos de la corriente realista a sus expresiones más extremas, como por ejemplo cuando dijo que “ya no hay que pintar dioses, si hay dioses que me los enseñen”.

Y él a la hora de pintar sus obras aplicaba criterios que se podrían llamar sociológicos, porque consideraba que el arte tenía que reflejar la realidad, y en segundo lugar tenía que tener influencia en la sociedad, es decir, creía que su arte debía ser comprometido con su tiempo y sus semejantes.

Por eso no extraña, que Courbet además de su trayectoria artística también tuvo una apasionada vida política, firme en sus convicciones, tanto que le llevaron a rechazar el galardón de la Legión de Honor, la máxima distinción para los franceses. Sus ideales políticos le llevaron a participar activamente en los hechos de la Comuna de París de 1871, por lo que fue encarcelado, y después tuvo que exiliarse en Suiza.