Dama con perrito de Fragonard
Jean Honoré Fragonard (1732 – 1806) gracias a obras como su famoso Columpio ha pasado a la historia como uno de los más grandes representantes del arte rococó en Francia y en Europa. Y sin duda a ese estilo pertenece esta pintura titulada Dama con perrito que hizo el artista en el año 1769 y que en la actualidad se muestra en el Metropolitan de Nueva York.
La obra es de un virtuosismo exquisito, y la excepcional técnica de su creador hace que nos dé la impresión de que la realizado en un momento, ya que su pincelada proporciona una idea de inmediatez y de velocidad extraordinaria. De hecho esta pintura y otras suyas que custodia el museo neoyorquino se denominan figuras de fantasía por esas sensaciones que transmiten.
Pero hay más elementos a destacar en la imagen. Por ejemplo, cierta dosis de humor, que por otra parte aparece en muchas obras de este artista. En este caso se nota humorística se manifiesta en el enorme contraste de tamaños que hay entre el minúsculo perro faldero y su propietaria, la cual es identificable, ya que sería un retrato de Marie Emilie Coignet de Courson, una aristócrata que nos pinta Fragonard aquí con unos ropajes que inmediatamente recuerda a las obras de Rubens, y más concretamente los grandes lienzos que representan la vida de Maria de Medicis, y que sin duda el pintor había visto en el Louvre de París.
Hay que tener en cuenta que un factor que define el arte y también el carácter de Fragonard es su libertad de acción. Es cierto que alcanzó el éxito relativamente propio, pero eso no le impidió seguir su propia evolución. Comenzó trabajando con Boucher y luego pasó un tiempo en Italia para seguir formándose, hasta lograr un estilo propio, y que además encajaba con el espíritu más lúdico y gozoso del Rococó. Algo que encarnaban mejor los coleccionistas privados que la realeza, por ello desechó encargos de la monarquía, a favor de hacer trabajos de menos enjundia para ricos aristócratas.
En este marco se encuadra esta obra de Dama con perrito, fabuloso ejemplo del gusto por los trajes de época, un tanto arcaicos, que el artista era capaz de representar con una pincelada rauda y veloz. No obstante, ese estilo tan galante y de cierto tono desenfadado iba a caer pronto en desgracia, ya que el avance del arte neoclásico cada vez era más patente, y además no hay que olvidar que antes de que acabara el siglo iba a producirse la Revolución Francesa, lo cual supuso que gran parte de la clientela de Fragonard desapareció, y además el espíritu estético que surgió de aquellos acontecimientos era radicalmente distinto a los gustos del periodo rococó anterior.