David con la cabeza de Goliat de Caravaggio
El tema de este cuadro lo trató en varias ocasiones Caravaggio, de hecho ya os mostramos otro cuadro anterior de este mismo autor inspirado en los mismos episodios bíblicos. Y es que son muchas las obras de pintura y escultura dedicadas a la desigual lucha entre estos personajes en la que finalmente salió vencedor David haciendo uso de su destreza y su inteligencia para vencer a un ser mucho más fuerte que él. Los ejemplos son muchos, hay obras de Rubens, de Donatello, Bernini y por supuesto el David de Miguel Ángel. Y es que la proeza de aquel joven que con una sola onda y su inteligencia pudo vencer al temido Goliat fue todo un referente con el que identificarse a lo largo de los periodos del Renacimiento y del Barroco.
En este caso estamos ante una de las obras finales de Caravaggio, ya que la pintó entre 1609 y 1610. De hecho hay historiadores del arte que aseguran que esta fue su última obra antes de caer definitivamente en el abandono y la enfermedad. E incluso se interpreta como un cuadro en el que quería pedirle la indulgencia al Papa, para poder regresar a Roma y que le perdonara sus múltiples pecados y delitos. Porque la vida de Caravaggio desde luego fue de lo más agitada y novelesca.
En esa línea se dice que el rostro torturado y atormentado del Goliat, al que David ha decapitado, no deja de ser un autorretrato del pintor. Un autorretrato brutal, tanto por su aspecto como por su gestualidad y sobre todo por su representación pictórica. Parece emerger de la más absoluta oscuridad ese rostro que ya no está vivo pero que todavía no ha muerto del todo. ¿Emerge de la oscuridad?, o ¿va a ser tragado por ella? Es tan negro el fondo que los cabellos del personaje, de los cuales le agarra la cabeza David, ni siquiera se distinguen. Pero es tal el talento artístico de Caravaggio, que no hace falta que los veamos, los espectadores nos los imaginamos fácilmente.
La imagen se convierte en un icono de la humillación del pintor. Caravaggio toda su vida tuvo un carácter altanero, algo que le llevó a cometer algún que otro crimen y tener constantes problemas con la autoridad, motivo por el cual tuvo que exiliarse de Roma. Sin embargo aquí, tras su periplo por varias ciudades y tras haber tenido que huir de Malta, se nos muestra como un ser repugnante y humillado. Hasta David agarra su cabeza con asco y en su espada se puede leer la inscripción latina: “La humildad mata el orgullo”.
En definitiva, que esta obra de arte en realidad fue un suplica del artista para ganarse el perdón. Y con ese objetivo se la dio cardenal Scipione Borghese, cercano al Papá. De ahí que todavía hoy en día la obra se pueda ver en la Galería Borghese de Roma.