Medusa de Caravaggio
Esta curiosa obra de Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, tiene muchas similitudes con otra obra de su juventud: El joven mordido por el lagarto. Ya que en ambos se trata de un estudio de como representar el dolor. Algo que por otra parte décadas antes ya había hecho en alguna que otra ocasión Leonardo da Vinci.
Incluso también Leonardo había pintado un estudio de una medusa, con un rostro terrorífico ya que en realidad iba a ser la decoración del escudo de un guerrero, de modo que su mera contemplación provocara el horror en el enemigo. Y esta idea la recuperó Caravaggio, pero en este caso ocupando el círculo de un tondo decorativo.
En diversas ocasiones, Caravaggio intentó transmitir la sensación de lo repelente con la representación de reptiles como en el citado cuadro de El joven mordido por el lagarto o la polémica Virgen de la serpiente, o como en este caso, con seres mitológicos. Y para ello deformaba físicamente los rasgos fisionómicos. Y con ello quería plasmar una expresión momentánea, como si estuviera congelada en ese horror.
Además aquí el rostro atrae todas las miradas, ya que lo sitúa sobre un fondo completamente neutro. De este modo, elimina cualquier elemento que pueda despistar a quién lo contempla. Ese tipo de fondo neutro, al tratarse de una pintura de sus comienzos como artista todavía es un fondo visible, sin embargo con la evolución de su arte, esa neutralidad del fondo para concentrar la potencia de la imagen en tan sólo el drama representado, se transformará en tenebrismo, como por ejemplo en una de sus obra más emblemáticas: La Degollación de San Juan Bautista, realizada su periodo de estancia en la isla de Malta, donde todavía se conserva y expone la pintura.
Caravaggio es un pintor plenamente de estilo Barroco, y por lo tanto su arte se va alejando del clasicismo de la época anterior. Un alejamiento que aquí se manifiesta en la grotesca mueca de la medusa y en el amontonamiento de serpientes que forman sus cabellos ensortijados. Así como también es propio del estilo barroco, la convulsión muscular del personaje y la boca totalmente abierta lanzando un grito de terror. Unos rasgos que le alejan por completo de los convencionalismos del pasado.
Y todo ello basado en el naturalismo de su pintura, ya que sabe plasmar magistralmente las formas de la naturaleza. Pero Caravaggio va más allá, y en esta pintura no se podría hablar de realismo, ya que el terror que desprende nace precisamente de que lo que representa no es real. De alguna forma está volviendo a las fórmulas expresivas de las máscaras clásicas de la tragedia.