El cambista y su mujer de Metsys
Se trata de un óleo pintado sobre tabla en el año 1514 por el artista de origen flamenco Quentin Metsys, y que en la actualidad se conserva y expone en el museo del Louvre de París.
Posiblemente esta obra de Metsys (1465 – 1530), junto a otra tabla posterior titulada Cristo presentado al pueblo y conservada en el museo del Prado de Madrid, sean sus dos cuadros más afamados. Si bien algunas de sus obras se exponen en los mujeres museos del mundo como su grotesca La duquesa fea de la National Gallery de Londres, la Virgen con el Niño de los Museos Reales de Bruselas o el retrato de Erasmo de Rotterdam, del que era un fervoroso lector, y cuyo retrato escribiendo es propiedad del Palacio Barberini de Roma.
En la obra que aquí presentamos el autor realizó un retrato doble, y lo más seguro es que fuera una escena real que él mismo contempló, convirtiéndose esta obra en uno de los primeros retratos de género de la historia.
Para presentarnos la escena elige una perspectiva caballera para la mesa y los objetos que hay sobre ella, o sea nos los presenta visto desde arriba. Mientras que el fondo es prácticamente plano, sin perspectiva alguna. Y entre ambos elementos, la mesa y el fondo, se sitúan los dos protagonistas de la escena. Pero no acaba aquí lo representado, ya que en la parte baja del cuadro y casi en el centro ubica un espejo convexo por el que se puede apreciar un paisaje a través de una ventana, y desde ahí está mirando la escena otro personaje.
Sin duda, este es un recurso muy del gusto de la pintura flamenca, y varios autores ya lo habían usado antes, y de todos ellos el ejemplo más esplendoroso se puede ver en otra obra, que curiosamente también es un retrato doble, aunque en este caso de bodas: el Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck.
También es habitual en la pintura flamenca, tanto en la de estilo gótico como en la ya propia del Renacimiento, como es el caso de Quentin Metsys, el extraordinario cuidado que ponen los artistas a la hora de pintar los detalles, dándole a cada objeto muchísima calidad, algo que en esta obra se puede apreciar en las telas de los vestidos, en el libro que ojea la mujer o en las mismas monedas que hay sobre la mesa.
Precisamente ese enfrentamiento entre las monedas y el libro de carácter religioso, son los emisarios del mensaje que nos manda la obra. Ya que podemos ver como la mujer en realidad no mira el libro sino el dinero, ya que de alguna forma se quiere convertir a estas dos figuras en un símbolo de avaricia.
Y es que en muchas de las obras de Quentin Metsys se puede ver un tono de crítica hacia la sociedad de su tiempo, ya que en la ciudad de Amberes donde residía por aquellos años se estaba viviendo una verdadera eclosión de un voraz capitalismo, amparado en la política expansionista del rey Carlos I. De hecho a Metsys se le considera uno de los iniciadores de la pintura de sátira social.