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El Coliseo desde los jardines Farnesio en el Palatino de Corot

Publicado por A. Cerra

El Coliseo desde los jardines Farnesio en el Palatino de Corot

Camille Corot (1796 – 1875) realizó este cuadro en el año 1826, de hecho viene firmado por él con la fecha de marzo de 1826. Y lo hizo al natural, en Roma, pintado directamente sobre papel, si bien luego ese papel se pegó sobre una tela. Y así se conserva en la actualidad en el Museo del Louvre de París, adonde llegó tras ser legado por el propio autor poco antes de su muerte.

La calidad artística de Camille Corot es indudable. Se ve en esta obra y en otras muchas como su vista del Puente de Nantes. Sin embargo, este pintor jamás cursó estudios académicos de carácter oficial. Es cierto que fue alumno de algunos pintores neoclásicos, sobre todo especializados en cuadros de paisajes. Pero pensó que toda su formación debía engrandecerse viajando a Italia, país en el que realizó numerosas obras con vistas de ese país y sobre todo de su capital.

Un ejemplo es este cuadro que pintó desde lo alto de la colina romana del Palatino. Un emplazamiento desde el que hizo tres estudios distintos. Uno enfocado hacia los Jardines Farnesio, otro hacia el gran Foro Romano y un tercero hacia el Anfiteatro Flavio o Coliseo, que es del que vamos a hablar a continuación.

Lo cierto es que de los tres, sus preferidos eran los dos primeros, y para él eran de lo más significativo y evocativo que había pintado durante todo su periplo por tierras italianas. Desde el comienzo los destinó a ser donados al Louvre. Sin embargo, la tercera la llegó a exponer casi 20 años más tarde en un Salón de París, aunque acabó quedándosela él y formando parte también de su donación al gran museo francés.

Y hoy se contempla como un buen ejemplo de que supuso para Corot su viaje a Italia. Un lugar que le sirvió para disfrutar de otra luz. De hecho no le fascinó tanto ver las huellas de la cultura antigua, como esa brillante luz mediterránea. Por eso, en obras como esta al natural, él no se las planteaba con un criterio arqueológico o historicista. Eran estampas y composiciones en las que se dedicaba a investigar como interactuaban los planos de color y los volúmenes de las cosas que representaba. Podía dedicarle tanta atención a los efectos de luz en las hojas de los árboles como a un monumento de la categoría del Arco de Tito que se descubre vecino al Coliseo. Y es que su único objetivo era conseguir representar en un cuadro, en una superficie bidimensional, aquello que estaba viendo y tal y como lo estaba viendo. De ahí que su pintura fuera una investigación continua y por ello en cierto modo es un pintor realista, pero también tiene algo de inclasificable e incluso se le puede valorar como un predecesor de lo que luego buscarán los artistas del Impresionismo francés.