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Hombre coqueteando con una cortesana de Monorobu

Publicado por A. Cerra

Hombre joven coqueteando con una cortesana de Moronobu

Para los occidentales, el arte japonés denominado Ukiyo-e parece estar dominado por los grandes maestros de finales del siglos XVIII como el delicado Kitawaga Utamaro, y sobre todo los más famosos ilustradores de estampas como Utagawa Hiroshige y Katsushika Hokusai. Sin embargo, este arte de la ilustración vinculado al Periodo Edo (1603 – 1867) tiene unas raíces bastante más profundas.

En Japón se había usado la impresión xilográfica desde muchos siglos atrás, pero tan solo para textos e imágenes votivas vinculadas con el Budismo. Pero a partir del siglo XVII se empezó usar ese tipo de impresión para la ilustración de otros tipos de libros. Primero solo con trazos de línea negra, que posteriormente se coloreaban, y después ya se hizo con varias tintas. Todo para ilustrar relatos de leyendas populares o cuentos, así como ficción, poesía, clásicos y hasta guías de viajes. Es decir, que el sector editorial fue alcanzando unas cotas de tremendo éxito en el País del Sol Naciente.

Aquellas ilustraciones inicialmente eran anónimas, o más bien aparecían sin firma. Pero eso cambió con Hishikawa Moronobu (1618 – 1694). Su popularidad era enorme, así que comenzó a firmar sus trabajos. Además su contribución al prestigio y fama del ukiyo-e es innegable, ya que se atrevió a publicar sus láminas ilustradas de forma independiente al texto, siendo una obra por sí sola.

Por otra parte también fue un pionero en el llamado género shunga (imágenes de primavera) que tiene un carácter erótico, como se puede ver en esta lámina de Joven coqueteando con una cortesana realizado hacia el año 1680. De hecho, esta pieza formaba parte de un conjunto más amplio de láminas en las que se detenía a relatar la vida cotidiana del barrio rojo del Tokyo de la época Edo.

Vestíbulo de un burdel de Moronobu

En ellas se una zona urbana con mucho trajín de gente, y las cortesanas no dudan en exhibirse incluso en los expositores transparentes que se ponían en las fachadas de los burdeles.

En definitiva, que Moronobu ha de ser considerado también un nombre clave en la historia de la estampa japonesa, tanto por su calidad como por su aporte mercantil, ya que gracias a él se comenzaron a publicar las láminas de forma independiente e individual, reconociendo las editoriales y el público el valor artístico de esta manifestación creativa.