La dama del abanico de Velázquez
El pintor barroco Diego Velázquez tiene con su firma numerosos retratos de personajes muy conocidos. Desde las imágenes de los miembros de la familia real para la cual trabajaba, hasta otros cargos importantes de la corte española, como el poderoso Conde Duque de Olivares, o el Papa de Roma Inocencio X.
De hecho, tanto la vida del pintor como la de la inmensa mayoría de sus retratados son bien conocidas y célebres. Sin embargo, también hay algunas obras suyas para las que todavía no se ha podido identificar al protagonista, es el caso de esta Dama del abanico que realizó hacia 1640, y que hoy forma parte de la Colección Wallace en Londres.
Tanto es así, que hay historiadores que han llegado a decir que es Francisca Velázquez, la hija del pintor. Mientras que otros hablan de una noble francesa que acusada de espía pasó un tiempo en España. También hay quien habla que podría ser el retrato de una cortesana o prostituta de las altas esferas. O incluso una aristócrata vestida de cortesana para algún tipo de fiesta.
Estas últimas versiones se basan en el atrevido escote que muestra la mujer, todavía más pronunciado aún gracias a la concentración de luz que el pintor sitúa sobre la piel de la retratada. Ese tipo de escotes no eran bien vistos en la corte madrileña, de hecho había sido prohibidos por ley en 1639. No obstante, no debió ser una ley demasiado efectiva ya que tuvo que ser refrendada varios años más tarde.
Por otra parte, ese atrevimiento, considerado inmoral por los más puritanos de la época, contrasta con el velo que envuelven los hombros de la mujer, que además llevan las manos enguantadas, una medalla de tema religioso con un lazo azul y hasta un rosario en su mano izquierda. De modo que hay un juego de sensualidad y de piedad de lo más peculiar, y por otra parte bastante extraño en la obra de Velázquez, el cual siempre destacó por ser un espectacular retratista por encargo, que manifestaba toda su genialidad en la forma de ejecutar los retratos y no tanto en elementos tan confusos como estos.
Eso sumando a que no esté acreditada la identidad de la mujer, ha dado pie a todo tipo de interpretaciones. Todas con puntos a favor y todas con puntos en contra. Lo cual siempre es algo muy interesante a la hora de descubrir una obra de arte, y más aún de un artista tan conocido como el autor de las Meninas.