La familia Bellelli de Degas
Estamos ante una obra muy especial de Edgard Degas. De hecho podemos considerar que esta enorme tela (200 x 250 cm) pintada al óleo es una creación previa a que este pintor se convirtiera en el gran artista que ha pasado a la historia.
Es un cuadro que hizo para retratar a sus tíos y a sus primas. Una obra que empezó en el año 1858, con tan solo 22 años de edad. Y que acabaría mucho después, en 1862. Lo cierto es que nunca se dio a conocer la tela, ya que apareció en el estudio del artista tras su muerte. Si bien, en la actualidad la tela se salvaguarda en el Museo de Orsay de París.
El cuadro lo hizo durante la estancia del pintor en Italia, concretamente en Florencia, adonde fue para concluir su formación, y donde estaba parte de su familia. En concreto, su tía Laure, que se había casado con el barón Bellelli, y con el que había tenido dos hijas: Giovanna, la menor, y Giulia. Toda esa familia es la que aparece en el cuadro, así como también hay en la pared del fondo un retrato a sanguina del abuelo Hilaire, que había fallecido poco tiempo antes. De ahí la cara de dolor de la señora de la casa.
En realidad, Degas nos está contando ese ambiente de duelo que reina en el hogar, pero también muchas otras cosas sobre esa familia. Por ejemplo, que la madre Laure parece excesivamente rígida con la educación de sus hijas, mientras que el padre tiene un trato más distendido con las niñas. Y quizás por eso, hay una clara separación entre ambos progenitores.
Como decíamos es una obra de juventud de Degas. Y aunque hay claras diferencias estilísticas con las obras maestras que llegarán en años posteriores como El ensayo, Mujer secándose después del baño o Los bebedores de absenta, lo cierto es que estamos ante una gran obra.
Es un tipo de retrato familiar que nos demuestra que Degas conocía ya la larga tradición de este género, sobre todo en la pintura flamenca, donde también se ponían de manifiesto los caracteres de los distintos retratados a partir de sutiles gestos, como ocurre aquí con la posición de las manos de cada figura, que tiene claros significados.
Pero además la maestría de Degas también queda de manifiesto por la composición, en la que se generan diferentes perspectivas. Las cuales quedan abiertas gracias a la presencia de espejos o puertas en esa estancia muy burguesa en su decoración. Y en la que no hay que ser muy inteligente para leer que no reina un atmósfera excesivamente agradable entre los miembros de la familia Bellelli.