Las cortesanas de Suzuki Harunobu
El caso de los grabados e ilustraciones japonesas es uno de esos casos excepcionales en los que hay una enorme relación entre creaciones culturales de oriente y occidente pese a que los contextos creativos y sociales son totalmente distintos. En otras ocasiones os hemos hablado de los artistas más relevantes en este sentido como son Kitagawa Utamaro, Utagawa Hiroshige o Katshushika Hokusai. Pues bien os queremos hablar de otro artista anterior y sin cuya obra, no sería igual la de los grandes maestros.
Nos referimos al grabador Suzuki Harunobu (1725 – 1770) autor de diversas publicaciones en forma de historieta, entre las que destaca su obra Las cortesanas.
De alguna forma Harunobu es el primer gran nombre del grabado en Japón. Esa técnica había llegado al archipiélago nipón muchísimo antes procedente de China. Y había llegado a través de los monjes budistas. Así que en un comienzo los grabados tenían un objetivo documental y así como a ilustración de sutras (textos búdicos), para lo cual se coloreaban posteriormente a mano.
Eran grabados sobre madera y poco a poco también se fueron usando para álbumes de pájaros y flores. Para después emplear en las ilustraciones de cuentos o novelas. Fue en este momento, a partir del siglo XVIII cuando se desarrolló la técnica del grabado en planchas separadas, lo que permitía nuevos efectos. Por ejemplo que hubiera una coloración basada en un tono naranja dominante y el dibujo en líneas negras. Para que después se rellenaran con las siguientes planchas distintas zonas de color con amarillo, verde o rojo. En esto fue un verdadero innovador nuestro personaje, Harunobu y su libro Las Cortesanas.
Un libro que también anticipó el culto a la belleza y el tono erótico de publicaciones posteriores. Y ello plasmado a partir de figuras femeninas siempre muy estilizadas, de canon muy alargado, a las que le daba forma con líneas muy delicadas.
Además de que sus composiciones no solo incluían figuras femeninas, también podía haber paisajes naturales o vistas urbanas, incluso dentro de espacios interiores. Sin olvidar que incluye diversas perspectivas y miradas sobre un mismo elemento o personaje, así como son muy habituales las composiciones asimétricas. En definitiva, muchas de las claves de la estética que luego iba a predominar en el estilo Ukiyo-e de los maestros más reconocidos de las estampas japonesas que a finales del siglo XIX tanto iban a fascinar a los artistas europeos.