Libro de las conquistas de Carlomagno de Tavernier
El libro manuscrito de Las conquistas de Carlomagno lo ilustró hacia el año 1460 el artista Jean le Tavernier.
No obstante, lo más interesante de este trabajo medieval no son las escenas representando los episodios históricos relacionados con Carlomagno, el emperador carolingio. Es más interesante una escena ilustrada en concreto. Era habitual en este tipo de trabajos de ilustración se encabezaran por una página en la que apareciera la imagen del autor ofreciéndole el libro concluido al noble que le había encargado el trabajo. Sin embargo, Le Tavernier debió encontrar este formulismo un tanto manido y aburrido, por ello complicó la escena un poco más, tal como y se ve en la imagen que aquí mostramos.
La escena propia de esa entrega del libro la sitúa en una especie de recibidor, pero aprovecha para desarrollar todas las escenas que en ese momento podría estar aconteciendo en una ciudad medieval típica.
De ahí que veamos una especie reunión en la que los personajes podrían estar disponiéndose a salir de cacería. Lo sabemos, porque una de esas figuras, que sería el típico petimetre lleva un halcón en el puño, o sea, que sería una jornada de cetrería. Y a éste, le rodean otros hombres de vestimentas más opulentas, por lo que serían unos burgueses acaudalados de la urbe.
También en el decorado urbano que nos plantea el autor como en varios estratos en altura, se pueden observar varios puestos de mercaderes callejeros, tanto con comida como con objetos de artesanía, ofreciendo sus productos a los transeúntes, algunos de los cuales se detienen ante la mercancía para observarla y valorar su calidad y precio.
En definitiva, es una especie de instantánea de cómo sería la vida en una ciudad medieval del norte de Europa a mediados del siglo XV. Se ve una mujer tejiendo, caballeros a caballo, una pareja que se están cortejando en una balconada, otro representante del pueblo llano dándole un barril de vino a cerveza a su señor. Es decir, un muestrario de la sociedad de la época.
Este tipo de representaciones en las que aparece la cotidianeidad fueron bastante habituales entre los pintores del norte de Europa, a diferencia de lo que por esos mismos años se estaba haciendo por ejemplo en el arte italiano. Sería un tipo de estampas sociales que poco después alcanzaría su culmen con el gran pintor belga Peter Brueghel el Viejo, quién ya no lo hizo en un formato de ilustración, sino en cuadros de tamaño considerable. Y representó tanto escenas de carácter urbano como El combate entre don Carnal y doña Cuaresma, como en otras representaciones de ambientación más rural como La siega del heno.