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Princesa de la Casa del Este de Pisanello

Publicado por A. Cerra

Princesa de la Casa del Este de Pisanello

A veces pensamos que durante el Quatrocento en Italia todo el arte se convirtió de un modo muy rápido en obras renacentistas. Sin embargo no fue así. Hubo zonas y artistas que mantuvieron durante un tiempo el influjo de las formas góticas. Y es el caso del pintor italiano Pisanello.

Este artista pasaría un tiempo en la ciudad de Ferrara donde gobernaba la aristocrática familia del Este. Allí, pintaría esta obra, para cuya datación los historiadores no se ponen de acuerdo, y proponen un amplio margen para su ejecución. En concreto desde el año 1435 y 1449. En todo caso unas fechas de bien avanzado el siglo XV y sin embargo perdura el espíritu del arte gótico en la efigie. Si bien es cierto que los grandes artistas del Quattrocento, como Piero della Francesca, Andrea Mantegna o Sandro Botticelli, todavía no habían hecho sus obras maestras.

Se sabe que Pisanello estuvo en Ferrara un buen tiempo que allí no solo realizó esta obra, sino algún otro retrato así como una medalla de carácter conmemorativo del marqués Leonello d’Este. Sin embargo, la mujer a la que nos muestra en este cuadro no está identificada con total seguridad, aunque muchos estudiosos piensan que sería Ginevra d’Este, ya que la presencia de una planta de enebro o ginebro serviría para identificarla.

No obstante, otros piensan que sería la esposa del propio Leonello d’Este, Margarita Gonzaga. Y esa teoría se ampara en que están pintadas en el fondo muchas flores que simbolizan a la casa Gonzaga.

En realidad, todo está lleno de símbolos con los que los historiadores han ido generando sus teorías. Se interpreta de la siguiente manera que se vean distintas mariposas y flores aguileñas. Ginevra d’Este se casó con el Condottiero Malatesta. Pero aquel matrimonio acabó en asesinato. El militar mató a su esposa al conocer que le había sido infiel. Y resulta que las flores aguileñas simbolizan tanto el matrimonio como la muerte. Mientras que las mariposas representan el alma. Uniendo todo ello, hay quien data que la pintura sería posterior a 1.440, cuando la princesa ya había sido asesinada.

El caso es que Pisanello nos plantea un bello retrato de la dama. Una dama con todo el refinamiento de la aristocracia del momento. Algo que se manifiesta tanto en su cuidado peinado como en el rico vestido con abundantes bordados que luce. Por cierto, unos bordados en los que también se pueden encontrar e interpretar distintas simbologías.

Sin duda la pose de la mujer, en un escrupuloso perfil, así como la total precisión en cada detalle y la claridad de la imagen, nos recuerdan que Pisanello fue un consumado medallista de su época. Un creador que sin duda representa lo mejor del último arte gótico en Italia.

Hoy en día el cuadro se puede ver en las salas del Museo del Louvre, en París, Francia.