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Santo Tomás de Villanueva dando limosnas de Murillo

Publicado por A. Cerra

Santo Tomás de Villanueva dando limosnas de Murillo

Este cuadro lo pintó en 1678 Bartolomé Esteban Murillo y lo hizo para la iglesia de los Capuchinos de Sevilla, aunque en la actualidad se puede ver en el Museo de Bellas Artes de la misma capital andaluza.

El caso es que se ve en Sevilla, y es que la escena está muy ligada a esa ciudad y al momento en el que la realizó el pintor, que por supuesto también era sevillano. En aquellos años, la ciudad estaba asolada por una terrible hambruna y también por la peste, y desde luego que la escena nos lo recuerda claramente. En especial el personaje que está arrodillado, casi desnudo y con telas como si fueran vendas, mientras está recibiendo la limosna del santo.

Pero no solo la pobreza se ve en ese personaje, está presente en casi todas las figuras del cuadro, las cuales por otra parte representan a todas las edades. Algo que no es una casualidad, sino que es intencionado, ya que el objetivo es que cualquiera se sienta reflejado en esa protección que en un momento dado le puede proporcionar una institución como la Iglesia.

La Iglesia en este caso viene personificada por la figura de Santo Tomás de Villanueva, un monje agustino que dejó los conventos y su misticismo para salir a las calles a ser caritativo con sus vecinos.

El personaje es fácilmente identificable. Para empezar porque ocupa el centro de la imagen, y después por los colores y atributos con los que se nos muestra. Viste un sencillo sayo negro, sobre el que brilla una pequeña cruz en su pecho. Y además lleva una mitra blanca sobre su cabeza y porta un alto báculo dorado, uno es símbolo de su rango eclesiástico y otro viene a significar que es un pastor para los fieles.

Él es el eje en torno al que gira todo el cuadro, y su relación con el pobre menesteroso arrodillado es la esencia de la escena. De hecho, el centro geométrico sería el punto en el que las manos de uno y otro se juntarían para entregar la limosna.

Se trata de una obra con un claro mensaje en su tiempo. Un personaje como Santo Tomás de Villanueva, con el poder de arzobispo sale a la calle para ser generoso con los fieles. Es un acto caritativo que cuadra mucho con la política de la Contrarreforma de la que entonces era adalid España.

En definitiva, que es un cuadro que en su momento se convertía en un objeto litúrgico, a modo de sermón que les hablaba a los fieles de la bondad del Cristianismo, y de la propia Iglesia. Y desde luego, ese argumentario nadie era capaz de pintarlo y transmitirlo de una forma tan natural como Murillo. Él fue el gran pintor religioso de la pintura del Barroco en España, tanto con sus famosas imágenes de la Inmaculada Concepción como por sus Sagradas Familias.