Travesura y reposo de John William Godward
El británico John William Godward (1861 – 1922) fue un pintor con bastante éxito a lo largo de su vida, pese a que su estilo hay que calificarlo de alejado de las modas y las corrientes estilísticas que iban surgiendo. Hay que tener en cuenta que mientras él pintaba se desarrolló el Impresionismo, las diferentes tendencias postimpresionistas e incluso las primeras vanguardias con nombre de la talla de Picasso o Matisse. En cambio, él siempre pintó de la misma forma con su peculiar mezcla de arte neoclásico e incluso con detalles prerrafaelistas o pinceladas de influencia modernista. De hecho sus referencias fueron un grupo de artistas afines a esos gustos por pintar escenas alegóricas inspiradas en la mitología clásica como pueden ser Albert Moore o Frederic Leighton.
Un fabuloso ejemplo de su estilo es este óleo de 1895 titulado Travesura y reposo que pertenece al Paul Getty Museum. Una obra bien esclarecedora de muchas de las constantes de su arte y de su portentosa técnica para la pintura. De hecho, tan apenas nos han llegado bocetos o estudios previos para hacer sus obras, por lo que se supone que los acometía directamente sobre el lienzo. Y lo hacía con una precisión absoluta y una pasmosa habilidad para detenerse en los detalles más minuciosos.
Aquí vemos dos mujeres, una tumbada de ellas sobre el mármol blanco. Ella es la representación del reposo. Mientras que la otra mujer aparece sentada sobre una piel de animal y está jugando con su compañera medio dormida. Casi se puede decir que la está molestando. Obviamente es la alegoría de la travesura.
La escena nos remite a una ambiente clásico, e incluso las dos chicas están tan bien pintadas que parecen estatuas. Por cierto, Godward las pintaba primero desnudas y después las “vestía” con progresivas capas de veladuras, las cuales aquí son tan transparentes que se aprecia a la perfección la anatomía femenina. No obstante, pintó unos cuerpos que se conocía muy bien, ya que son las dos modelos que usó en reiteradas ocasiones a lo largo de decenas de pinturas.
Los vestidos y peinados están inspirados en las figuras de la Antigüedad. Esa fuente de inspiración fue una constante en su arte, y es algo muy propio del Neoclasicismo. Sin embargo nunca llegó a pintar un cuerpo completamente desnudo y dejarlo así en el lienzo. Algo que los estudiosos atribuyen a la severa educación religiosa que recibió por parte de su madre. Tan estricta era que jamás le gustó que su hijo se dedicara al arte y que además mantuviera relaciones con mujeres que no eran de su agrado. Por eso no es raro, que J. W. Godward llegará un momento que se alejara de ella y se marchara a Roma, donde se quedó fascinado por su clasicismo y donde residió varios años, prácticamente hasta poco antes de morir que regresó a su Gran Bretaña natal.