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Jardín de Fin en Kashan

Publicado por A. Cerra

Jardín de Fin en Kashan

En más de una ocasión hemos mencionado jardines que son auténticas obras de arte. Al fin y al cabo, crear un jardín tiene mucho de arquitectura, de paisajismo, a veces de escultura y también de ingeniería.

Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia y en multitud de lugares. Son famosos ejemplos como los jardines de Versalles o lo que hay en infinidad de villas inglesas. Por no hablar de la riqueza de los jardines italianos, con casos tan excepcionales como el conjunto de Bomarzo. Así como también lo hay de varias culturas, como los árabes que legaron los impresionantes jardines del Generalife junto al Palacio de La Alhambra.

Pues bien hoy nos vamos a trasladar hasta Irán, a la mítica Persia, para descubrir uno de estos jardines que se han denominado jardines del paraíso. El Jardín de Fin o Bahg-e Fin de la ciudad Kashan.

Sus orígenes son algo inciertos, ya que en sus partes más antiguas se han hallado elementos incluso anteriores al periodo Safávida, una época esplendorosa de la civilización persa cuando se crearon maravillas como la Mezquita del Shah en la ciudad de Isfahán.

No obstante, la base de este ajardinamiento hay que ubicarla entre finales del siglo XVI y principios del XVII, durante el reinado de Abbas I de Persia. Pero sería después cuando alcanzó su mayor desarrollo, a lo largo de ese siglo XVII con los reyes Abbas II y Fath Alí Sah. Y aunque ha pasado algún periodo de abandono, hoy luce esplendoroso y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Todo el jardín, de más de 2 hectáreas, se organiza a partir de un patio central, rodeado a su vez por un murallón y cuatro torres circulares esquineras. Y por supuesto hay un pabellón principal de típica arquitectura persa.

Sin embargo, lo más alucinante no son sus partes arquitectónicas. Lo más maravilloso es la capacidad para traer agua desde un manantial situado a varios kilómetros al sur. Y tan solo aprovechando la fuerza de la gravedad. Esa agua que nunca cesa, ni en un territorio tan árido como este. En cambio aquí llega con fuerza, y mana de diversas fuentes, llena los estanques, sirve para dar vida a la vegetación y paz al espíritu. Estando ahí, se comprende el concepto de “jardín paraíso” que tan querido es por la cultura árabe y la musulmana. Y es que jardines como el Bahg-e Fin se concebían como espacios para reunirse con los amigos, para disfrutar de la calma e inspirarse. En medio desérticos era verdaderos paraísos en la tierra, por la presencia constante del agua y la vegetación.