La Casa de la Ópera y el Ballet de Oslo
La Casa de la Ópera y el Ballet de la capital noruega es uno de los más recientes ejemplos de la arquitectura contemporánea más vanguardistas que se ha construido en la ciudad de Oslo, ya que estamos hablando de un infraestructura cultural que se inauguró precisamente cerca del mar y vinculado con el paisaje urbano circundante, tanto con la propia ciudad como por el fiordo de Oslo.
De hecho la forma prismática y angulosa, así como el color blanco del edificio o los brillos que le proporcionan sus partes de vidrio se puede entender como el gran bloque de un iceberg que emerge del mar, algo muy propio de estas latitudes de Escandinavia.
Y no solo eso, ya que el símil con los icebergs no se queda aquí, debido a que de los diferentes auditorios que alberga en su interior, el mayor de todos ellos tiene un carácter subterráneo o submarino según se mire. El hecho es que tiene un aforo de más de 1.300 personas y se halla a 16 metros bajo la superficie del mar.
El diseño general del edificio se debe al despacho de arquitectura Snøhetta, un equipo de arquitectos que a su vez contó con la colaboración de diversos artistas para los distintos equipamientos del edificio. Desde la creación de un impresionante telón por parte de Pae White hasta las intervenciones en los revestimientos de creadores nacionales e internacionales muy reputados, entre ellos el cotizado artista Olafur Elliasson.
Entre todos ellos han creado una edificación con múltiples puntos de interés. Para empezar su arquitectura cuyas formas rectas parece integrarse a la perfección en el paisaje del entorno. Algo que en gran parte se debe a sus superficies de mármol blanco, el cual está trabajado con mucho esmero y con distintas calidades y texturas. Este mármol incluso se usa en el tejado del edificio, algo que no suele ser habitual, pero es que en la Ópera de Oslo, se puede acceder caminando y paseando hasta su parte más alta, y de forma gratuita, de manera que es un espacio urbano más en la zona. Además que en esta parte elevada también se programan espectáculos al aire libre.
Y si el mármol es clave en el concepto externo del edificio, algo similar ocurre con sus grandes vidrieras de cristal. Unos amplios ventanales que permiten ver el espacio interior, e incluso es posible contemplar los ensayos de algunas representaciones.
Respecto a esa parte interna, hay que decir que diversos compartimentos. Entre ellos hasta 3 auditorios diferentes, además de salas de trabajo, almacenes, despachos y un gran vestíbulo, el cual hace un homenaje a la tradición de los viejos teatros del mundo, ya que tiene una forma de gigantesca herradura. Y no es la única evocación hacia la historia y la tradición. También llama poderosamente la atención la arquitectura y los elementos de madera de roble que dominan este interior. Y es que no hay que olvidar que la madera ha sido el gran material de trabajo en Noruega, desde los lejanos tiempos de los vikingos, cuyo arte está protagonizado por la madera tanto en su arquitectura como en su escultura o en sus artes decorativas.