Monasterio Sant Benet de Bagés
Este monasterio medieval ubicado en el municipio barcelonés de San Fructuoso del Bagés es una de los conjuntos monacales más singulares y mejor conservados de toda Cataluña. Y ello pese a que su historia es muy curiosa.
Los orígenes del monasterio se remontan al siglo X, cuando en un estilo prerrománico se levantaría un primer cenobio. No obstante, sería posteriormente en tiempos románicos cuando la orden de los benedictinos lo reconstruirá y ampliará, interviniendo en una nueva iglesia y un claustro. Un claustro en el que llaman la atención las arcas de medio punto sustentadas en columnas dobles con capiteles finamente tallados.
Durante toda la Edad Media el Monasterio de Sant Benet estuvo muy bien relacionado con las clases altas y gobernantes de Cataluña, por lo que alcanzó un gran esplendor. Sin embargo, a partir del siglo XV entró en una fase de decadencia. Algo que de alguna forma se cortó después cuando acogí un colegio de las Artes y al transformarse en un monasterio donde se establecían algunos monjes ya ancianos del vecino Santuario de Montserrat, donde las condiciones de vida eran más duras por su ubicación en la sierra.
El caso es que el monasterio medieval permaneció en uso hasta el 1835, año de la célebre Desamortización de Mendizábal que desacralizó muchos monasterios en España y que supuso el abandono de muchos de ellos. Eso también pasó en Sant Benet de Bagés, aunque la iglesia siguió en uso.
No obstante, el hecho más excepcional es que todas la dependencias monásticas fueron compradas en el año 1907 por Elisa Carbó i Ferrer. La cual era la madre de Ramón Casas, que se iba a convertir en uno de los pintores y cartelistas más destacados de los comienzos de siglo en España.
Y no solo eso, esta familia encargó la restauración de esas dependencias monásticas, como las viejas celdas de los monjes. Una restauración de carácter historicista y modernista, ya que se le encargó a uno de los arquitectos más relevantes del Modernismo Catalán. Lo hizo Josep Puig i Cadalfach que cuenta con obras maestras en Barcelona como la Casa Amatller y otras por el resto de tierras catalanas como la Casa de les Punxes.
De esta manera se ven elementos que funde la tradición medieval con la estética modernista, lo que le da un enorme interés al edificio. Todo ello hoy en día luce de una manera esplendorosa tras una profunda restauración que se ha llevado a cabo en los primeros años del siglo XXI, tras la cual Sant Benet se ha convertido en el escenario de una interesante propuesta turística, cultural y gastronómica. Un maravilloso ejemplo de fusión de arte, historia y cultura a través de los siglos. Una muestra de cómo recuperar el patrimonio histórico y cómo sacarle beneficios en la actualidad.