Trellick Tower de Londres
La Torre de Trellick levantada en la zona de Nothing Hill de Londres en más de una ocasión se ha catalogado por la gente como la construcción más horrorosa que existe en Gran Bretaña. Y sin embargo, al mismo tiempo está oficialmente catalogada como una joya arquitectónica. En realidad, esta paradoja no es un caso aislado cuando nos referimos a la arquitectura contemporánea, y más aún cuando hablamos de los edificios levantados siguiendo los parámetros del estilo brutalista. Como es el caso de esta Trellick Tower que se culminó en el año 1972 y que diseñó el arquitecto Ernó Goldfinger.
Lo cierto es que el brutalismo tiene sus antecedentes en uno de los arquitectos más influyentes del pasado siglo XX. Quizás el que más de todos: el suizo Le Corbusier, quien en el año 1952 construyó su famoso bloque Unidad Habitación en Marsella, lo que supuso todo un referente para la arquitectura hecha con hormigón y que dejaba perfectamente a la vista la estructura de la construcción. Seguramente este último rasgo es el que define al brutalismo, ya que aunque el hormigón es el material predilecto, la verdad es que hay muestras con otros materiales como los ladrillos. No obstante, si volvemos a la Trellick Tower londinense comprobamos que se ha usado el hormigón preferentemente. Algo que se repite en otros edificios repartidos por el mundo, desde las Torres Blancas en Madrid hasta la Biblioteca Nacional de Argentina en Buenos Aires, pasando por el Instituto Salk en el estado de California.
En todos estos ejemplos y en otras muchas construcciones de este estilo que se realizan incluso en nuestros días, siempre está la característica de ver las estructuras constructivas desde una primera ojeada, y que por regla general hay una absoluta carencia de elementos ornamentales. O al menos no los hay muy llamativos, porque sí que es verdad que se recurre a ciertos adornos. Por ejemplo, con los ritmos de los vanos, a veces más o menos alternativos y rítmicos como ocurre en la Torre de Trellick. Mientras que en otras ocasiones se recurre a ciertas texturizaciones del hormigón, por ejemplo dejando visibles las marcas del encofrado.
Sin olvidar que la resistencia de este material, también proporciona a los arquitectos la posibilidad de crear construcciones que parecen desafiar ciertas normas, como la de la gravedad. Basta ver la estilizadísma torre independiente que se eleva en un extremo del bloque londinense. Una torre cuya altura sería imposible respecto a su planta si no fuera por el empleo del hormigón armado, el cual por otra parte consigue dar una tremenda rigidez a los balcones que aéreos que actúan como tirantes constructivos.
En definitiva, la Trellick Tower sin duda no es el edificio más bonito del Reino Unido, pero tiene sus puntos de interés.