Friso de las Ergastinas
Esta es una de las grandes joyas del arte del Antigua Grecia que se atesoran en el Museo del Louvre de París, ya que el Friso de las Ergastinas que aquí vemos, junto a la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia son verdaderas obras cumbres de la escultura de la Antigüedad.
Si bien este friso es anterior a las dos grandes esculturas, ya que se trata de un bajorrelieve realizado entre los años 443 y 438 antes de Cristo, y que se colocó en el propio Partenón de Atenas. De hecho, está comprobado que este fragmento de unos 2 metros de longitud formaba parte de un gran friso corrido en la naos de templo que alcanzaba los 160 metros de largo, de los cuales han llegado hasta nuestros días gran parte, porque tan solo se perdieron unos 32 metros, que además sabemos que escenas contenían, ya que fueron pintados por el ilustrador francés Jacques Carrey en el año 1674.
Y en cuanto a los trozos de friso que han llegado hasta nuestros días se hallan repartidos entre el British Museum de Londres y el Nuevo Museo de la Acrópolis en Atenas, a lo que hay que sumar este delicado fragmento que atesora el Louvre parisino.
Estamos ante un mármol labrado bajo la supervisión de Fidias, e incluso hay autores que piensan que pudo participar en su ejecución, si bien es cierto que Fidias al dirigir tantas obras en el Partenón difícilmente podría involucrarse en todos los detalles, además de que tenía que hacer la gran escultura criselefantina (de oro y marfil) de Atenea que albergaría precisamente la naos del templo.
El friso de la Ergastinas representa un episodio de la Fiesta de las Grandes Panateneas que se celebraba cada cuatro años en la ciudad, y que formaba parte del culto a la diosa Atenea. De este modo vemos varias doncellas atenienses que han sido las encargadas de tejer una nueva túnica para la divinidad. Unas doncellas que eran elegidas entre las más jóvenes y hermosas de Atenas.
Tras tejer esa prenda, se integraban en el gran desfile, y es ese momento el que vemos representado en este mármol, ya que aparecen seis de las muchachas y otras dos figuras masculinas que son ordenantes del desfile.
En definitiva, que en este fragmento se resumen algunas de las características más valiosas de la escultura griega clásica, como son el sentido del ritmo, la gracia y la elegancia, todo lo cual se puede apreciar viendo el armonioso conjunto de formas humanas y sus ropajes.