Pastor de nubes de Hans Arp
La escultura Pastor de Nubes o “Formes de Lutin” del artista Hans (Jean) Arp es una de las más carismáticas de cuantas obras de arte contemporáneo se encuentran en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. De hecho, todos los estudiantes de esta universidad venezolana cuando alcanzan sus títulos se suelen fotografiar con esta obra situada en la Plaza Cubierta de UCV.
Pero, ¿por qué decimos que hay numerosas obras de arte contemporáneo en este centro caraqueño? Porque allí no solo se puede ver esta escultura en bronce, también hay murales realizados por el artista del Op-Art Victor Vasarely, o el techo del aula magna está decorado con obras de Alexander Calder, al igual que hay repartidas otras creaciones de grandes autores de vanguardia como Fernand Leger o hay diversos murales cerámicos de Mateo Manaure, Pascual Navarro o Sophie Taeuber, que era la propia esposa de Arp.
Y, ¿por qué tanta proliferación de artistas? Por empeño del arquitecto venezolano que diseño la UCV: Carlos Raúl Villanueva (1800 – 1975). Este constructor quería que su obra fuera una síntesis de todo el arte e incluyera diferentes disciplinas creativas. Y aunque él ya conocía muchos artistas europeos y de renombre cuando emprendió este proyecto, decidió viajar al Viejo Continente para encargar obras concretas que encajarán a la perfección en su edificio.
Así que llegó a la población francesa de Meudon donde tenía su taller Jean Arp (1887 – 1966) y allí vio una maqueta a escala del Pastor de Nubes. De manera inmediata le pidió al artista que la ampliara y la fundiera en bronce. Y aquella copia del año 1953, con más de tres metros de altura, es la que luce hoy en día en la Plaza Cubierta de la UCV.
La obra en sí da para muchas interpretaciones. Para empezar hay quien dice que no es un pastor, sino una nube de bronce que ha dejado la habitual posición horizontal y se ha puesto de pie. Una versión muy apropiada para las formas de Arp, siempre cargadas de Surrealismo y de poesía, de hecho el artista también destacó como escritor y poeta.
El hecho es que con el paso del tiempo es la escultura más querida de todo el recinto universitario. Y su figura destaca casi desde cualquier punto. Y una vez que se ve, su tono dorado y su forma invitan a tocarla. Se sabe que es metal por el tono dorado del bronce, pero de alguna manera transmite la blandura y esponjosidad que imaginamos para las nubes. Algo que se logra gracias a su silueta, informe pero innegablemente sensual.