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Virgen Dorada de Essen

Publicado por A. Cerra

Virgen Dorada de Essen

Esta obra realizada hacia el año 1000 y custodiada como parte del Tesoro de la Catedral de Essen en Alemania, es una de las grandes joyas escultóricas del arte Otoniano.

Pese a su color y su nombre, hay que decir que la pieza está hecha de plata, eso sí, de plata dorada. Pero no es una pieza completamente maciza. En su interior tiene un alma de madera. Lo cierto es que si fuera íntegramente de ese metal precioso su valor sería enorme, ya que la figura de esta Virgen con el Niño alcanza una altura de casi 65 centímetros.

Sin embargo, la apariencia de suma riqueza era muy importante en este tipo de piezas que se pudieron muy de moda en la Edad Media. De hecho fueron el antecedente de los ricos relicarios que se hicieron durante siglos para guardar las reliquias de ciertos santos en el interior y cuyo exterior se confeccionaba usando metales y piedras preciosas, como podemos ver por ejemplo en el relicario gótico español de San Valero.

Pero mucho antes de eso se hicieron este tipo de imágenes, que en mucho casos eran idolatradas por los fieles y a las que les atribuían poderes sanadores y hasta milagrosos. Por eso, quien la realizó atendió más a plasmar la calidad del material usado en la figura, que a su plasticidad y realismo.

Quizás a eso se deba la particular apariencia de esta virgen, sin duda inexpresiva pese a que se haya intentado remarcar sus ojos para darle vida. Pero su aspecto es más el de un tótem que representa a la Virgen como un trono para el niño Jesús. Por cierto, es una representación muy curiosa de la Virgen, ya que tiene al niño en una postura lateral respecto a ella, en perpendicular, y no le da el pecho como se haría posteriormente en otras representaciones de la Virgen de la Leche, tanto en formato de escultura como en pintura. En cambio, aquí María le ofrece al Niño una manzana, con lo que viene a representarse con paralelismo como Eva. Una tendencia iconográfica que no iba a tener demasiado éxito.

En cambio, sí que iba a tener un mayor desarrollo el espíritu hierático que envuelve a la figura. Un rasgo que se concibe como una forma de darle solemnidad a la escultura, y que desde luego iba a tener una larga continuación en infinidad de Vírgenes talladas a lo largo del periodo posterior: el arte románico.