Giovanni Battista di Castaldo de Antonio Moro
Este retrato realizado en 1550 por el pintor Antonio Moro es prototípico de la producción de este artista, cuyo nombre real fue Anton van Dashort Mor. Sin embargo, por aquellos años los territorios de Flandes eran posesión española, por lo que este artista especializado en retratos vino en dos ocasiones a España para ponerse a las órdenes del rey Felipe II, y de hecho acabó convirtiéndose con los años en el más insigne de los retratistas de esa corte.
Pero antes de ese éxito pintó este retrato en el que vemos a un aristócrata napolitano que había servido a las órdenes del rey Carlos I, en varias batallas como la de Pavía, el Saco de Roma o la célebre batalla de Mülhberg, en la que Tiziano ambientó uno de los retratos del emperador español.
Aquí el retratado era Giovanni Battista di Castaldo que fue gobernador y más tarde conde, además de que se dedicó a escribir un tratado de guerra. Es decir, tenía un carácter muy militar y algo autoritario, algo que queda perfectamente reflejado esta obra de Moro, ya que nos presenta una imagen muy potente, en la que se cuidan los detalles más significativos.
Por ejemplo, tiene un protagonismo destacado la pesada cadena que sostiene un gran medallón colocado sobre la Cruz de Santiago del pecho. En este medallón se puede leer una leyenda que dice: “guerrero all’antica”. Lo cual es para los militares de la época como el mayor título posible, al aludirse con los grandes soldados de la Antigüedad y sobre todo a sus valores y sabiduría para el combate.
Esta obra en la actualidad pertenece a la colección permanente de pintura renacentista y manierista del Museo Thyssen Bornemisza en Madrid, si bien en la misma capital de España se pueden ver más obras de Antonio Moro en el vecino Museo del Prado, todas ellas procedentes de las colecciones reales.
Es en esas colecciones reales del Prado donde se aprecian las dos vertientes de la pintura de Moro. Por un lado su gusto por un mayor recargamiento, muy del gusto manierista, en sus obras de temática religiosa. Mientras que por otro lado sus grandes obras de retratos, son imágenes muy sobrias y donde es muy importante la capacidad de penetración psicológica que tenía este autor. Unas cualidades que perduraron en la retratística española posterior con pintores como Alonso Sánchez Coello, Francisco Carreño o Claudio Coello, integrantes de la escuela madrileña de pintura. E incluso hay ciertos rasgos del arte de Antonio Moro que ven en los retratos del gran Diego de Velázquez.