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Nochebuena de Correggio

Publicado por A. Cerra
La Nochebuena de Correggio

La Nochebuena de Correggio

Esta obra la realizó el pintor italiano Correggio (1489? – 1534), cuyo nombre real era Antonio Allegri, hacia el año 1530.

Este artista desarrolló gran parte de su carrera en la ciudad de Parma, al norte de Italia, y en su momento su estilo innovador no tuvo tanto éxito como el valor que le dieron las siguientes generaciones de artistas italianos, para los cuales fue un pintor muy osado y progresivo.

Dado su establecimiento en Parma, se ignora hasta que punto conocía la pintura de artistas como Leonardo da Vinci o Rafael. Se especula con que principalmente conocería sus obras a través del contacto con sus discípulos instalados en otras ciudad de la Italia septentrional, y gracias a ellos descubrió su modo de enfrentarse a los efectos de luz y de sombra, un campo en el que Correggio realizó avances muy destacados en la Historia del Arte, y como ejemplo bien sirve esta obra titulada La Nochebuena.

En ella vemos un pastor que acaba de tener la visión del cielo abierto en el que surgen unos ángeles cantando. Es muy interesante observar este coro angélico en el que las figuras parecen bailar y revolotear entre las nubes, al mismo tiempo que miran hacia abajo donde ha nacido el Niño Jesús.

Toda esa escena del nacimiento queda enmarcada a la izquierda por la larga línea oblicua que marca el bastón del pastor. Y entre las ruinas en oscuridad se descubre la figura de Jesús bañada de luz. Más bien, él es el foco de esa luz y la irradia hacia su entorno, sobre todo al busto y rostro de su madre, la Virgen María. Una mujer cuya expresión transmite ante todo felicidad.

El pastor de la izquierda está como reprimiendo su movimiento y se toca la cabeza buscando su gorro. En realidad, el gesto es previo a quitárselo para arrodillarse y adorar al recién nacido.

Es decir, sería como la típica representación de la Adoración de los Pastores tan representado a lo largo de la historia de la pintura religiosa cristiana. Pero Correggio introduce algunas variantes, como las dos doncellas que se ven en la composición. Una de ellas completamente deslumbrada por la luz que emana el Niño, y la otra girada hacia el pastor al que mira extasiada tras contemplar a Jesús, un rostro que vemos totalmente iluminado por la luz que sale del pesebre. Mientras que al padre, a San José, se le descubre por la zona de atrás, en la penumbra encargándose de cuidar al asno.

Toda la composición parece espontánea, a lo que ayuda la aglomeración de personajes de la zona izquierda que provoca cierto desequilibrio. Sin embargo, el equilibrio entre las dos mitades del cuadro se gana por la abundancia de luz que sale de la derecha, que les da mucho más volumen a las representaciones de María y Jesús.

Ese es el gran logro de esta obra, en la que primero se nos va la vista al pastor, cuya figura nos conduce a ver lo que él está viendo en ese instante: el milagro de la Luz, lo cual hace referencia al relato que se narra en el Evangelio de San Juan.