Ma gouvernante de Oppenheim
Esta es una de las obras más reconocibles de la artista Meret Oppeneheim, una de las mujeres que a mediados del siglo XX mejor representaron el estilo transgresor del arte surrealista.
En concreto estamos ante una obra del año 1936 y que hoy en día se conserva y se expone en el Moderna Museet de Estocolmo en Suecia. Una obra, en la que como es habitual en las imágenes del Surrealismo, se juega con los objetos para generar nuevas y confusas formas. En este caso, lo que nos parece un auténtico pollo asado, en realidad son dos zapatos de mujer, situados en una bandeja, atados y puestos del revés.
La verdad es que el nombre de esta artista suiza (1913 – 1985) quizás no suene demasiado. Pero en cambio, es muy fácil que la imagen de este peculiar pollo, ¿o zapatos?, os resulte muy popular. Al igual que ocurre con su famoso Juego de piel de desayuno que es propia del MoMA de Nueva York, otro icono del Surrealismo y que hizo ese mismo año 1936. Y es que lo cierto es que en su época fue una artista muy admirada por sus compañeros de vanguardia. Por ejemplo, Salvador Dalí siempre la elogiaba. Mientras que aprendió mucho con Man Ray, con el que posó para numerosas fotografías.
La verdad es que Ma gouvernante es una creación muy significativa dentro de su arte, ya que se caracteriza por hacer piezas como mucho discurso, donde las cosas más cotidianas acaban transformadas en algo completamente distinto. Eso de alguna forma fue una manifestación de su propio carácter inconformista. Tanto que aunque sea una artista surrealista, eso no le impedía alejarse de los géneros y rasgos más concretos de ese estilo, y no dudaba en experimentar. Concediendo ahí una importancia notable al mundo de los sueños.
En definitiva, estamos ante una artista apasionada y apasionante, y por momentos muy difícil de describir y comprender. Y eso que nos ha dejado una larguísimo y muy variado legado artístico. Ya que no solo pintó e hizo esculturas. También se conoce su gran producción como fotógrafa. Además de que colaboró con otros artistas en proyectos muy variados, como una escenografía con Pablo Picasso. Y en los últimos años de su vida se dedicó principalmente a la escritura, publicando sobre todo poemas. Los cuales obviamente son tan personales, oníricos y experimentales como cualquiera otra de sus creaciones, fuera la disciplina artística que fuera.
Es decir, estamos ante una mujer artística sumamente independiente, y cuya obra tal vez no esté suficientemente valorada, o al menos, no sea tan conocida por el gran público, como las de otros artistas masculinos de su generación.